jueves, 26 de septiembre de 2024
Entrevista a Adolfo Muñoz 08/10/2013junio 12th, 2017

Lleva entre los fogones desde los 13 años. Nunca olvidará su primer día de trabajo en el que le mandaron pelar nada más y nada menos que 40 kilos de gambas; «en ese momento lo único que quería era irme de allí». Quien le diría que 47 años después iba a ser reconocido con el Premio Nacional del Hostelería que recogerá el próximo 29 de octubre en el Teatro Campoamor de Oviedo, un galardón muy especial y que para el restaurador toledano Adolfo Muñoz representa una «gran satisfacción» porque «me lo dan mis compañeros».

Nació en Belvís de la Jara (Toledo) en el seno de una familia de agricultores. El amor por la huerta y la cercanía con estos productos siempre ha marcado su trayectoria profesional ya que, como él mismo explicaba a encastillalamancha.es, «lo que aprendes de niño siempre queda».


Comenzó en esto de la hostelería muy joven, trabajando en un restaurante de Toledo como pinche de cocina y en el comedor. A los 17 pasó a ser jefe de producción y personal en una cafetería-repostería de la capital regional y más tarde, en el año 1976, ya puso junto a su mujer Julita García su propio negocio. «Llegas a los 25 años y te crees que ya lo sabes todo pero en seguida te das cuenta de que tienes mucho qué aprender. Hoy en día, a mis 60 años, aún tengo la sensación de que me queda mucho por hacer».

Este afán por mejorar, junto con años y años de mucho trabajo y esfuerzo, le han llevado a levantar un importante grupo hostelero en el que los buques insignia son los restaurantes Adolfo, La Perdiz, Adolfo-Colección y Viñedos Cigarral de Santa María –en Toledo capital-; el Palacio Cibeles –en Madrid-; los vinos Pago del Alma; y la Escuela de la Cocina y el Vino, de la que han salido 1.700 alumnos a los que «siempre les digo que nunca pierdan la pasión por la cocina».

A sus espaldas tiene muchos viajes por todo el mundo –Japón, Estados Unidos, Australia…-; numerosas idas y venidas al mercado a las cuatro de la madrugada; maratonianas jornadas de trabajo; momentos para reír y momentos para llorar; muchos clientes fieles; y cantidad de horas robadas a la familia, de ahí que diga que «yo no sé si me merezco este premio pero quien sí se lo merecen son quienes me rodean».

Siempre entre fogones e innovando en la creación de nuevos platos, el suyo preferido es un buen pisto elaborado con productos frescos de la huerta y «si es con un trocito de pan mucho mejor». «Me gustan sobre todo los sabores primarios, como las verduras, de las que creo que están poco descubiertas».

Adolfo Muñoz está continuamente reinventándose con nuevos proyectos entre manos. Así, dentro de unos meses pondrá en marcha un hotel en la plaza de Zocodover de Toledo con 10 habitaciones. «Toledo es una ciudad que se lo merece y que recompensa todo lo que haces». Además, añadía, «cuando te dan un premio tienes que seguir demostrando que te lo has merecido».

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