Con motivo del Día Mundial de la Fotografía, que hoy celebramos, encastillalamancha.es ha querido conocer la opinión de varios fotógrafos de Castilla-La Mancha sobre este noble arte y les ha pedido que eligieran una imagen captada a través de sus objetivos para que nos contaran algo especial sobre ella.
David, el afamado fotógrafo de la naturaleza y el arte
David Blázquez Cea se dedica a la fotografía profesional desde hace 20 años y es gerente de la empresa dbcomunicación. Ha publicado más de 5.000 fotografías en revistas como Ars Magazine, National Geographic o Rolling Stone, entre otras.
Blázquez, que ha trabajado para instituciones y museos de todo el mundo, lo tiene claro: «Para mí la fotografía es el mejor trabajo que existe».
Y la imagen que ha elegido para conmemorar este día ha sido Nacimiento del río Mundo. Riópar (Albacete).
David explica que esta fotografía fue portada de las revistas ¡Hola! Especial viajes 2018 y de Grandes Espacios (Febrero 2017), e imagen de una campaña de promoción la Sierra de Segura a nivel nacional e internacional.
Para él, «esta fotografía expresa la fuerza y belleza de la naturaleza, y, sobre todo, encierra uno de los secretos de este oficio: la espera y preparación para captar un momento único; imágenes como esta requieren meses e incluso años de preparación, de estar atento al pronóstico del tiempo, de saber calcular el momento preciso en el que las aguas brotan de forma explosiva en un rincón perdido a cientos de kilómetros de casa».
Meticuloso y discreto al máximo, David, cuya página web ofrece un amplio repertorio para conocerle mejor a nivel profesional, no duda al sentenciar que, «como decía Pablo Picasso: que cuando llegue la inspiración me pille trabajando”.
El incombustible Pepe y la «gente maravillosa» de Guatemala
«Para mí la fotografía siempre fue una pasión. Empezó como una afición durante gran parte de mi vida, pero precisamente esta va poniendo las cosas en su sitio en el momento oportuno, o al menos eso dicen, ¿no?», explica el fotógrafo toledano Pepe Castro.
«En mi caso, aunque un poco tarde, ese momento llegó de la mano de esta afición cuando ya había cumplido los 40 y haciendo caso a algunas personas que tiempo atrás me lo habían sugerido, sin tener claro que iba a salir de eso, un buen día me decidí a intentar dar el salto a lo profesional. Desde entonces y con un camino lento pero progresivo he conseguido que aquello que desde pequeño me gustaba tanto y que veía ya tan difícil terminara siendo mi profesión, dejando atrás todo lo anterior».
«Gracias a esto a día de hoy puedo realizar mi trabajo, viajar, conocer gente maravillosa y también llevarme mas de un berrinche o algún que otro susto», cuenta, especializado en retrato y en documentales y cuyo trabajo y trayectoria se puede ver en su web.
Para Pepe, persona entrañable y locuaz, «es casi imposible decidirme por una de entre tantas imágenes y tantas vivencias de los últimos años, por lo que aunque aquí presente una que tiene su pequeña historia, no es ni mucho menos la única que me gustaría destacar sino una mas de tantas pequeñas historias». Y nos ofrece esta fotografía:
Es uno de tantos retratos de los que voy haciendo durante mis viajes por América latina, en concreto esta es en Guatemala mientras visitábamos las ruinas de Mixco Viejo en el departamento de Chimaltenango a solo 50 kilómetros de Ciudad de Guatemala».
«Durante la visita, un grupo familiar de descendientes de los antiguos pobladores de esta ciudad, realizaban un rito religioso junto a una hoguera. Después de observarlos durante unos minutos, me atreví a pedirle a esta joven cuyo rostro me había llamado la atención, si podía hacerle un retrato. Tras una breve conversación para hacerla entender que no había ningún motivo comercial y que solo quería conservar su imagen entre muchas otras de allí y de otros países, accedió a dejarse fotografiar».
La calidez de la infancia en el corazón de Eva
Eva Corral es una toledana apasionada de la fotografía y lleva años, tras pasar por la prensa, dedicándose a realizar reportajes familiares, especialmente, de niños y bebés. A través de su cuenta de Instagram podemos conocerla un poco más y saber que para ella «la fotografía significa mi forma de ver el mundo… Ni mejor ni peor… la mía particular».
De Eva lo primero con lo que alguien se queda es con su mirada apacible, transmite calma. Cuenta que no suele quedarse «con la primera instantánea de lo que observo… Me gusta volver a mirar y descubrir detalles y cosas que pasan más inadvertidas… Gestos, luces, miradas, complicidades… Si todo esto hace que a alguien le emocione el resultado… No puedo pedir más…»
«Me resulta dificilísimo elegir una única imagen. Recorro mi archivo en búsqueda de la elegida… Tras cada una de ellas hay una historia, algunas de ellas muy emocionantes…», nos cuenta. Finalmente, se decide.
«En este caso, la familia espera un nuevo miembro y el hasta ahora chiquitín de la casa se convertirá en hermano mayor. Conectar con ellos, con su historia, tratar de plasmar en mis fotos la emoción, pequeños gestos robados… Es lo que intento en cada una de mis sesiones. Esta foto no tiene más secreto que la paciencia, lo que transmite y, sobre todo, lo especial que es este recuerdo para esta familia.
Es «una foto que dice mucho sin añadir palabras».
Iván y el amor por la naturaleza
Iván Ferrero es un descomunal apasionado de la fotografía. Lleva años realizando trabajos fotográficos espectaculares, con una postproducción muy cuidada que le da un sello de identidad.
Para él la fotografía fue una afición tardía en mi caso que llegó por 2014 (llevaba unos años viviendo en Toledo) y que supuso «un vuelco completo a mi vida y mis valores, así como a la forma en la que concibo el tiempo libre y todo lo que me rodea. La fotografía me ha aportado una infinidad de experiencias, me ha permitido viajar a muchos lugares que de otra forma posiblemente jamás habría conocido, me ha convertido en un enamorado de la naturaleza y me ha permitido compartir momentos inolvidables en compañía de personas que a día de hoy cuento entre mis mejores amigos. ¿Quién me iba a decir a mí que iba a estar alguna vez 36 horas sin dormir en los Alpes, solo por hacer fotos como un loco durante el día y la noche?».
Para Iván «la fotografía es compartir, compartir con los demás esta pasión y esos conocimientos que con el tiempo se han ido adquiriendo y aquí también me siento afortunado, ya que fue ese deseo el que hace 4 años me llevo a abrir un canal de Youtube» y «para mi supone un orgullo saber que a día de hoy ha ayudado a miles y miles de compañeros en su aventura fotográfica».
Obviamente, también le resulta imposible elegir una fotografía. Decide destacar «una panorámica realizada el año pasado en ese increíble trozo de costa que parece sacado de un cuento y del que podemos disfrutar en Liencres (Cantabria), en el parque Geológico de Costa Quebrada, para el cual siempre reservo alguna escapada en verano».
«Esta panorámica está realizada casi al pie del Urro del manzano o Puerta del Mar, siendo un lugar de muy difícil acceso y no recomendado salvo que se conozca muy bien esa zona y las condiciones necesarias para poder entrar. Hay que bajar desde la parte superior del acantilado, para lo cual solo hay un camino que no muchos se atreven a tomar. Posteriormente, si la marea está baja, es posible ir bordeando con cuidado el acantilado (saltando por las crestas y rocas) por su borde derecho hasta doblar una esquina que te conduce hasta la zona abierta de rocas que se ve en la imagen, donde hay que ser aún más cauteloso, no solo por la marea que ahí rompe, sino porque un golpe o caída accidental puede ponerte en una situación muy complicado (con zonas que cortan como cuchillas). Una vez que se está en ese lugar, solo cabe disfrutar…».
Esta fotografía fue casi una obsesión, la hice durante el primer verano de la pandemia.
José Javier y esa pedida de mano inolvidable
José Javier es fotógrafo desde los 15 años «cuando todo comenzó como un hobby en Cuenca y con su tradicional Semana Santa; más tarde se convirtió en mi profesión en toda España».
Actualmente está especializado en fotografía de eventos musicales, tal y como se puede ver en su página de internet.
Como a todos a José Javier, le ha costado elegir una imagen, pero sí hay una que recuerda con cierto cariño: una pedida de mano en un concierto de Melendi en Castellón en el verano de 2021 que se convirtió en una bonita historia.
«El novio nos avisó, como pudo, al equipo de media del festival, de que iba a hacer una pedida de mano sorpresa en una de las canciones del concierto. Estuvimos preparados, improvisamos unas cuantas fotos con ellos y Melendi de fondo y todo fue genial. Después el novio me pidió el contacto para que le pasara el material.
La cosa fue a más y acabé haciéndole la boda con mi otra marca de bodas (venicedreams.es).
Paso un año, se casaron, les hice las fotografías y un par de meses después se las tenía que entregar, casualmente para las fechas era el festival Zevra en Cullera, (también estoy en Medusa) ellos estaban en Javea y el domingo, casualmente, tocaba Melendi.
Les pasé al concierto, al backstage, y conseguí que Melendi les entregara su usb de la boda ‘in extremis’, ya que llegó cinco minutos antes de actuar».
El otoño en la candidez de Sara
Sara Martín Trevejo es una de esas personas tan sigilosas que parece que ni siquiera un torbellino las altera, aunque sí lo haga. Esta polifacética joven, fotógrafa de encastillalamancha.es, considera que la fotografía «es perderte en una ciudad con tu cámara; conocer personas, contar historias. Es ver la foto que le hiciste a tus abuelos y, aunque sabes que no es la mejor de tu disco duro, volver a recordar ese momento con una gran sonrisa».
Y Sara ha elegido una imagen otoñal.
«Otoño. Parque de Safont. Toledo. Una de las primeras fotografías que hice con mi canon 500d (mi primera cámara) y en uno de los rinconcitos que enganchan en Toledo», explica Sara.
El indómito instinto de Ángeles
Ángeles Visdómine es esa intrépida reportera gráfica de la Agencia EFE en Toledo de la que ya les hemos hablado en alguna ocasión. Esta almeriense, de inquieto corazón, no se anda con miramientos y explica que para ella la fotografía «es otra manera de mirar y poder contar. Es una herramienta muy valiosa para comunicar».
Visdómine ha escogido una imagen de la pasada procesión del Corpus Christi de Toledo.
Cuenta que «a veces, las condiciones en las que trabajamos no son las idóneas , pero en cualquier momento, aunque no sea fácil ejercer nuestra labor , te puedes encontrar con imágenes como esta».
Rebe y las monjitas
Rebeca Arango, fotógrafa de encastillalamancha.es, «soy yo. Creerán que juego con ventaja en este reportaje. Les entiendo, aunque no lo pienso. No soy una fotógrafa vocacional, no soy una fotógrafa apasionada, no soy lo que se puede considerar una «gran fotógrafa». Soy una fotógrafa trabajadora y afortunada».
«Sencillamente, me encontré durante la carrera universitaria con esta maravillosa herramienta que es la cámara fotográfica y a través de ella he vivido y sentido cosas fascinantes, mejores y peores, durante los últimos 24 años. Para mí la fotografía es un medio que me ha permitido, además de comer, descubrir cosas de mí y de los demás. A través de ella he conocido a muchas de las personas más importantes de mi vida».
«¡Hay tantas imágenes! Como les pasa a mis compañeros de esta crónica, es imposible quedarse con una. He escogido una fotografía realizada, entre otras, para el libro «Toledo inolvidable«, de las monjas del convento de Santo Domingo el Real de Toledo.
Gracias a mi vecino, Rafa, el carnicero, pude acceder al coro cuando las monjitas cantaban. Era un momento íntimo suyo. La foto no es perfecta, pero es la FOTO. Es de esas veces que sabes que la tienes.
No olvidaré la premura que me impuse al hacer las fotos. Tampoco olvidaré la sensación de gratitud. Es lo más bonito de hacer fotografías, ser consciente de la generosidad de la gente al «prestarte» su imagen. Eso hace que el «hedonismo» innato (gran defecto de esta profesión) del fotógrafo se caiga por los suelos.
No nos queda más que decirles a todos los amantes de la fotografía, en sus infinitas modalidades, que enhorabuena. Enhorabuena por disfrutar del único arte que detiene y guarda el tiempo de una forma única.
Así que no lo duden, lectores. Sea con su cámara réflex, con la compacta o con la de su móvil, no dejen de inmortalizar momentos. La vida pasa pero las fotografías se quedan. Lo saben de buena fe.