«Me acostaba la noche de antes pensando en cómo podía conseguir dinero para seguir consumiendo». Así era le vida de Pablo, vecino del municipio toledano de Yeles, que cayó en el mundo del alcohol a los 14 años. Ahora, orgulloso, reconoce que «lo he pasado muy mal». Dispuesto a mirar hacia el futuro, ha tomado las riendas de su vida y no está dispuesto a volver a esa «puta mierda».
Cuando Pablo cayó en el mundo del alcohol y el tabaco tenía 14 años. «Vivía en un barrio problemático en el tema de las drogas» y no pudo escapar a ello. Empezó a fumar y a beber, aunque luego llegarían las drogas. Y así hasta hace 29 meses, el tiempo que lleva sin consumir, aunque en la última época solo era el alcohol, la «puta mierda» que llama él.
El ultimátum llegó desde su empresa y desde su mujer. «O dejas de consumir o a la calle» y, con cuatro hijos, «había que tomar la decisión» y ahora «estoy orgulloso». No ha sido fácil, pero lo ha superado. Atrás quedan las noches en las que se acostaba pensando en cómo conseguir dinero para poder seguir consumiendo, los días que bebía por la mañana y continuaba por el trabajo… «Lo he pasdo mal», confiesa.
Pablo fue uno de los testimonios que se dieron a conocer en las XIII jornadas de la Asociación Alcohólicos Rehabilitados de Illescas (ARI), donde se puso de manifiesto que es posible «vivir una vida mejor» fuera del alcohol y otras drogas. Pablo y su familia son ejemplo de ello.
En su empresa, le bajaron de categoría a peón con la promesa de recuperar su puesto si superaba la enfermedad. «Yo hacía un abuso del alcohol», confiesa Pablo, quien reconoce que «hay gente que puede tomar una o dos cervezas e irse a su casa». Al final, lo logró y le devolvieron su puesto.
Ante el público asistente a las jornadas que se celebraban en la casa de la cultura de Illescas, un Pablo orgulloso por su recuperación se lanzó y pidió matrimonio a la persona que siempre ha estado ayudándole en todo, a su pareja Rosalía.
«Le di una rosa… Fue muy bonito». Y, evidentemente, dijo que sí.