«¡Por el amor de Dios, ayudadnos cuanto podáis!».
Es el grito de la desesperación más absoluta de un misionero diocesano de Toledo, el padre Christopher Hurtley, quien lleva casi 10 años en Etiopía y no había vivido una situación de sequía tan dramática como la que conocen ahora.
El padre Hurtley tiene su propia historia…
Al padre Christopher Hurtley le conocimos cuando supimos de su historia como misionero en la República Dominicana en un reportaje que encastillalamancha.es tituló de la siguiente forma: «El misionero toledano que ha ganado la batalla contra la esclavitud», donde nos contó que había denunciado las condiciones infrahumanas de los trabajadores durante la recolección de azúcar en el país caribeño y que, entre otras lindezas, había recibido amenazas del tipo… «Siga jodiendo con la empresa y un día de estos va a aparecer tirado en un carril con la boca llena de moscas».
Sucedió a finales de los años 90 del siglo XX y el papelito en el que escribieron tan «dulce» aviso se lo metieron por debajo de la puerta de su casa en San José de los Llanos, allí donde este misionero diocesano toledano había llegado para encontrarse con lo más parecido a lo que puede ser el infierno, donde la esclavitud era el pan suyo de cada día…
Luchó hasta la extenuación por los derechos de los «esclavos» y al final, debido a las constantes presiones y serias amenazas de muerte, el padre Christopher tuvo que salir del país. Impresionante…
Y se marchó a Etiopía, a seguir con su labor evangelizadora…
LA SEQUÍA QUE LLEVA A UN PAÍS A MORIRSE DE SED
Pues ahora, años después, allí sigue, tal y como nos ha dado a conocer Misiones Toledo (misionestoledo.blogspot.com.es), quienes afirman que el padre Christopher hace un llamamiento ante la gravedad de la situación que está afrontando este país africano, «puesto que en casi 10 años que llevo de misionero en Etiopía es la primera vez que veo un país morirse de sed».
Continúa con su relato… «Ya hacía meses que lo venían advirtiendo tanto las Naciones Unidas como otros organismos internacionales, pero ahora los informes no son necesarios, lo vemos con nuestros propios ojos a nuestro alrededor».
Sequía que ha provocado que haya «muchas luchas tribales a causa del acceso a las pocas fuentes de agua que quedan servibles para las gentes y los ganados, mientras que las cosechas se van muriendo irremisiblemente».
«HEMOS TRATADO DE SALIR AL ENCUENTRO DE LA ÚLTIMA OLEADA DE REFUGIADOS REPARTIENDO BIDONES DE AGUA»
El paisaje es un completo erial y ha habido momentos en los que «hemos tratado de salir al encuentro de la última oleada de refugiados repartiendo bidones de agua, movilizando más de 29 toneladas de alimentos y construyendo una primitiva escuelita para niños que me decían que no saben ni escribir su nombre porque jamás han asistido a escuela alguna…».
Para concluir con un rotundo… «¡Por el amor de Dios, ayudadnos cuanto podáis!».
El padre Christopher Hurtley junto a un grupo de niños en Etiopía.