Hasta el 10 de septiembre la localidad toledana de Villaseca de la Sagra está de fiesta. Encastillalamancha ha querido vivir de cerca uno de los tradicionales encierros que se celebran en este municipio. A partir de las 9.00 horas la calle Ancha del pueblo se transforma en una alargada plaza de toros. ¿Se animan a participar?
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Primer cohete, primer aviso. Son las nueve de la mañana y Villaseca de la Sagra se prepara para vivir el primer encierro de las Ferias y Fiestas 2014 en honor a la Virgen de las Angustias. Segundo cohete, segundo aviso. Todo el mundo espera en una de las calles principales de la localidad, la calle Ancha, para ver los novillos que por la tarde se torearán en la plaza. Tercer cochete, ¡ya salen! Seis toros arropados por los cabestros bajan y suben la calle. Lo hacen rápido, sin mirar atrás. Regresan al coso a los pocos minutos para volver a los corrales. Ellos, de momento, ya han cumplido.
La mañana es para los tres novillos de la ganadería de Barcial, que no salen desde la plaza, su recorrido empieza al inicio de la calle Ancha. Un novillo tras otro salen del camión que les transporta. En total, serán tres. Y entre una salida y otra, los minutos justos para que los jóvenes recortadores que se sitúan a lo largo de la calle les llamen, les hagan correr con recortes incluidos y toreen, porque también torean.
El toro planta cara. Ellos no se acobardan. No necesitan capote, les basta con una camisa, un pañuelo o un jersey (que hay quien lo lleva porque la mañana despertó algo fresca). Llaman la atención del toro, sin perder de vista (ni de la mente) que hay otros dos sueltos en la misma calle aunque, de momento, ninguno de los tres coincide en la misma zona.
Y, mientras tanto, las redes sociales y el whatsapp acercan a los vecinos que no pueden estar presentes el devenir del encierro.
El novillo, mientras tanto, permanece quieto. Se mueve y a su alrededor todo se mueve. Nadie le quita la vista de encima y él mira y vuelve a mirar hasta que se decide y alguien se arranca con una «verónica» con la chaqueta del chandal.
Pasan los minutos y, pese a que los jóvenes toreros lo intentan, los toros permanecen quietos. Pronto llegarán los cabestros a buscarlos para acompañarles a la plaza, pero no se animan. Algunos vecinos que esperan tras los barrotes destacan la «presencia» del animal, pero «no tiene fuerza» y hace que algunos opten por marcharse a casa.
Los más, permanecen en la calle esperando un nuevo arranque del toro «gris» (como lo identifican los más pequeños del municipio que van acompañados por algún familiar) o el de los «botines». Junto a los vecinos de Villaseca, los de otros municipios de la provincia -incluso del sur de Madrid- se han animado a vivir el encierro que es uno de los actos principales de las fiestas de la localidad y cuya fama crece año a año.
Por hoy, «todo el pescado está vendido». Fue el primero, pero aún hay tiempo para vivir alguno más porque las fiestas acabarán el 10 de septiembre. (Aquí pueden acceder al programa de las mismas)