Un año más, las ciudades y pueblos de Castilla-La Mancha se llenarán de visitantes y turistas para vivir las procesiones, vía crucis, tamboradas y pasiones vivientes típicas de la Semana Santa, lo que se traduce en un aliciente para los hosteleros, que auguran una ocupación media del 70 % en sus establecimientos.
Así lo ha declarado a Efe el presidente de los hosteleros de Castilla-La Mancha, Francisco de Borja, quien ha precisado que este 70 % de ocupación media se refiere a los días centrales de la Semana Santa, de miércoles a sábado, en las cinco capitales de la región.
A nivel provincial la ocupación baja hasta el 65 %, salvo en zonas como Tobarra o Hellín (Albacete), donde la ocupación prevista llega al 80 %, o en los pueblos del Campo de Calatrava (Ciudad Real), donde alcanza el 90 por ciento.
En cuanto a las capitales de provincia, Cuenca, con un 95 %, y Ciudad Real, con un 90, se sitúan a la cabeza, seguidas por Toledo (75 %), Guadalajara (50%) y Albacete (40 por ciento).
Según De Borja, estos datos, en términos de ocupación hotelera, representan «un ligero aumento de uno o dos puntos» respecto a la Semana Santa pasada, si bien es verdad que, «para asegurar ocupación, el sector ha ido a ofertas más agresivas en los precios, con descuentos medios 10 por ciento en el precio de estancia».
Entre los atractivos que ofrece Castilla-La Mancha para ser visitada durante la Semana Santa, destacan las procesiones de Cuenca capital y de Hellín (Albacete), ambas declaradas de interés turístico internacional.
A dicho reconocimiento aspira también la capital regional, Toledo, donde la gran cantidad de monumentos y las estrechas calles por las que discurren los pasos hacen que esta celebración sea única y singular, especialmente la ya tradicional procesión del silencio.
La Semana Santa de Cuenca es famosa por la procesión del «Camino del Calvario», conocida popularmente como la de «Las Turbas», que rememora, en la madrugada del Viernes Santo, la burla de que fue objeto Jesús, por parte de la muchedumbre, cuando iba camino del monte Calvario para ser crucificado.
En la Semana Santa de la localidad albaceteña de Hellín, uno de sus actos más emblemáticos es también la subida y bajada del Calvario, que se celebra el Viernes Santo y que congrega a unos 25.000 tamborileros.
También en Albacete despiertan también gran interés las 104 horas ininterrumpidas de tamborada -redobles masivos de tambores en señal de duelo por la pasión de Cristo- en la localidad de Tobarra.
En la provincia de Toledo, además de la Semana Santa de la capital, declarada de interés turístico nacional en 1992, también cuenta con este reconocimiento la Semana Santa de Ocaña, cuyo momento culminante es el encuentro, en la Plaza Mayor, entre madre e hijo, momento en el que suena una sirena, música, tracas y cohetes mientras una nube de flores cubre la plaza desde los balcones.
También es muy conocida la procesión del Jueves Santo en Urda, en la que participa la venerada imagen del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, uno de los más populares de la región y que el próximo 29 de septiembre celebrará su jubileo.
En Ciudad Real, además de la Semana Santa de su capital, de interés turístico nacional desde 2006, destaca el fervor con el que que se vive la pasión de Cristo en Daimiel y Campo de Criptana, así como en varias localidades del Campo de Calatrava, donde sobresalen los desfiles sobrios y coloridos de los ‘armaos’ de Almagro y Bolaños.
Una cita más lúdica y profana que las procesiones y que, sin embargo, también está enraizada en los textos bíblicos, es el juego de «Las Caras» en Calzada de Calatrava, donde cada Viernes Santo acuden miles de visitantes desde distintos puntos para apostar miles de euros en pequeños «corrillos» en la calle mediante el lanzamiento al aire de dos monedas de cobre del reinado de Alfonso XII, rememorando el sorteo de la túnica de Jesús al pie de la Cruz.
De la Semana Santa de Guadalajara, declarada de interés turístico regional hace catorce años, destaca la celebración, el Jueves Santo en la Concatedral, del Lavatorio a cargo de la Cofradía de los Apóstoles, en el que el sacerdote lava los pies a los cofrades que después visitarán los diferentes monumentos de las iglesias de la ciudad, rezando las estaciones en cada una de ellas.
La Pasión Viviente de Hiendelaencina, también de interés turístico regional, es otro de los atractivos de la Semana Santa de la provincia alcarreña, de lo que dan fe las casi 4.000 personas que se acercan cada año a esta pequeña localidad, de no más de 150 habitantes, para contemplar la escenificación de la Pasión de Cristo por parte de los vecinos.
También celebran «pasiones vivientes» otros municipios de Castilla-La Mancha, como Tarancón (Cuenca), desde hace 22 años, y Villatobas (Toledo), que inició esta tradición hace cinco.