El juego del futbolín es la última oferta de ocio deportivo que ha sumado el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo para sus pacientes, quienes no sólo encuentran en este tradicional juego una forma de pasar la tarde, sino que también complementan su rehabilitación de una manera entretenida.
Con unas pequeñas adaptaciones, este futbolín, que ha sido regalado al centro hospitalario por sus constructores -una empresa de Vitoria-, aporta beneficios físicos y psicológicos a quienes, tarde tras tarde, se acercan al gimnasio para jugar.
En una entrevista a Efe, el monitor deportivo del Hospital, José Miguel López, ha detallado que «no cabe duda» de los beneficios que aporta este deporte desde el punto de vista psicológico, ya que los pacientes se acercan al futbolín y, mientras unos miran, otros charlan, comentan las partidas y se van cambiando para que todos puedan jugar.
Pero además, los pacientes que juegan al futbolín -un deporte que está federado- también experimentan mejoras físicas.
Así, ha señalado que, aunque los pacientes están lesionados, queda una «capacidad residual» a nivel muscular y de movilidad que la rehabilitación del hospital trata de potenciar y que, jugando al futbolín, lo trabajan de manera más entretenida.
Es el caso de los pacientes con lesiones incompletas, que en ocasiones están sentados pero que a veces también se ponen de pie para jugar, de forma que mejoran la capacidad muscular de las piernas.
«A lo mejor el futbolín no es el ejercicio más exigente, pero si están media hora, están trabajando ese tiempo de una manera divertida», ha apuntado López.
También uno de los pacientes que habitualmente juega al futbolín, José Antonio Santos, ha valorado los beneficios de practicar este deporte, porque reconoce que desde que lo han traído ejercita «mucho los brazos y se pasa la tarde de la mejor manera posible», porque se puede «variar más» y pueden combinar el juego del futbolín con el ping-pong.
Además, José Antonio, que sufre una lesión medular a consecuencia de un accidente de moto, ha avanzado que, dado el éxito que ha tenido el futbolín desde su llegada entre los pacientes, tienen pensado organizar una liguilla, a partir del 7 de enero, para «pasar las tardes».
Las adaptaciones que esta empresa de Vitoria, que ha patentado el modelo, ha introducido en el futbolín tradicional no son muchas, pero tal y como explica el monitor deportivo del hospital, sí aportan los elementos precisos para que los pacientes puedan jugar desde una silla de rueda.
Así, el principal cambio es la barra donde van colocados los jugadores, que si bien en los futbolines tradicionales sale proyectada hacia adelante, lo que obliga al jugador del equipo contrario a retirarse de la mesa del futbolín para no ser golpeados, en este sistema adaptado, la barra es telescópica.
De este modo, la barra no sobresale de la mesa del futbolín y se evita que los jugadores, sobre todo los que están en silla de ruedas, reciban golpes, lo que podría ser peligroso.
También cambia la ubicación de las patas, porque mientras que en los tradicionales las patas salen justo de las esquinas, en este prototipo adaptado se han colocado en los laterales donde están las porterías, con lo que los jugadores que van en sillas de ruedas pueden acercarse sin problemas.
La tercera innovación va encaminada a mejorar la visibilidad, pues si bien este futbolín tiene la misma altura que los tradicionales, los ángulos para observar sí se han bajado un poquito.
Así, a pesar de que José Miguel López ha señalado que sólo se trata de «un complemento para otras actividades deportivas», ha valorado que está teniendo un «éxito tremendo» entre los pacientes y ha añadido que desea ampliar el equipamiento deportivo del gimnasio del hospital de parapléjicos con un billar. EF