En la región hay alumnos muy brillantes, por suerte en esta ocasión se van a quedar aquí para cursar sus estudios superiores en la Universidad de Castilla-La Mancha. Antonio Rodríguez, que tiene mejor nota de acceso a la universidad con un 9,925; y Enrique Bravo, que se quedó solo a 25 milésimas de la nota más alta con un 9,9, hablan con encastillalamancha.es para contarnos cuáles son sus planes de futuro, que esperan de la universidad y como han logrado esta notaza en su paso por el instituto y selectividad.
Encastillalamancha.es entrevista a dos de los estudiantes más prometedores de Castilla-La Mancha. Talento recién salido del instituto que este mes de septiembre inician su andadura en la UCLM.
Por diferentes ramas, pero con una nota común, ser grandísimos estudiantes, Antonio Rodríguez y Enrique Bravo empiezan este mes de septiembre la universidad. Antonio hará medicina en Albacete y Enrique, Ingeniería Industrial en Toledo.
ANTONIO RODRÍGUEZ, UN FUTURO MÉDICO CON VOCACIÓN PÚBLICA QUE SE QUEDA EN LA UCLM POR LOS PELOS
Antonio es una mezcla de castellano-manchego y granadino, que a punto estuvo de marcharse a su otra tierra para ir a la universidad, pero el acto de reconocimiento que les hicieron a los alumnos más brillantes de Castilla-La Mancha le hizo cambiar de opinión y ahora se muda, pero a Albacete a estudiar medicina.
Aunque nació en Granada, sus primeros pasos los dio en Albacete y al poco tiempo llegó a Valdepeñas (Ciudad Real), donde ha pasado la mayor parte de su vida.
Esta semana participa junto a otros 100 «cerebritos» de España en el Aula Ortega y Gasset de Santander, donde están complementando su formación con conferencias y distintas actividades.
Antonio tiene el honor de haber sido el que mayor nota ha sacado en la fase general de acceso a la universidad, es decir, en la media sobre 10 de bachillerato y selectividad. Sacó un 9,925 y empató con María Alcalá, que también quiere ser médico. Aunque él ya lo tiene «un poco olvidado» y solo piensa «en empezar en Albacete», reconoce que es «un orgullo tremendo porque se consiguió con mucho trabajo y mucha dedicación».
Él tenía la incertidumbre de la nota para entrar en Medicina, tanta fue esta incertidumbre que terminó sacando la nota más alta. Pero Antonio le resta importancia a este logro, «no voy a decir que no me alegro, pero es algo secundario«. Ahora, tiene su mente puesta en la andadura universitaria que está a punto de comenzar.
El acto de reconocimiento que organizó la UCLM en el mes de junio, le hizo decidirse por Albacete. «No me preguntes como he terminado en Albacete», comenta en tono de broma Antonio, pero la verdad es que la Facultad de Medicina de Albacete «ha sacado la mejor nota de España de MIR este año».
Todavía no sabe muy bien cuál será la especialidad que va a estudiar, lo que sí tiene claro que quiere ser «un médico en la sanidad pública«. Alguna especialidad sí le llama la atención «como radiología o psiquiatría», pero hasta que no comience a cursar medicina no tiene «ni idea» de que camino tomará.
En su etapa en la universidad no se marca metas porque sino se «volvería loco». Se conforma, que no es nada desdeñable, con sacarse «a carrera, el MIR y luego tener trabajo».
ENRIQUE BRAVO SE CRECE ANTE LA ADVERSIDAD Y QUIERE SER INGENIERO
El toledano Enrique Bravo es una de las mejores notas de acceso a la universidad con un 9,9. Brillante y peleón, porque para llegar a esas metas ha tenido que esforzarse mucho. Pera él ser uno de los mejores es «un orgullo y un reconocimiento al trabajo de tanto años y por lo que tanto he luchado».
A partir de septiembre estará cursando Ingeniería Industrial en Toledo. Enrique no quiere bajar el pistón y espera poder llegar a esas notas de nuevo, «trabajaré para ello», promete el joven toledano. Asimismo se marca «un reto», poder «seguir con este nivel».
Se ha decidido por una ingeniería porque le atrae poder desarrollar «la capacidad creativa», además le gusta «inventar cosas y hacer más fácil la vida para los demás«. Su futuro lo ve lejano pero le gustaría trabajar «en algún campo de la investigación, no sé si en España o fuera». También le llama mucho la atención «la robótica».
Enrique ha llegado hasta estas grandes notas después de una sana competición con la gente de su clase. Él estaba en el top, pero había algo que le motivaba todos los días cuando se levantaba por las mañanas, que no era el mejor de la clase, «siempre había dos o tres por delante mía que sacaban mejores notas». Tener a gente en el Colegio Santa María (Maristas) que sacaban 10 tras 10 le hizo esforzarse más y el pique sano que llevaban entre ellos le hizo «esforzarse más» para alcanzar los objetivos.
Además, tuvo un hándicap que casi echa por tierra todo el esfuerzo de bachillerato, a una semana de los exámenes finales se puso enfermo, con mucha fiebre y esto le impedía ir a clase y estudiar. Finalmente, pudo sobreponerse a ese contratiempo y Enrique terminó con la mejor nota de la clase, un competidor nato.
Para llegar a ese espectacular 9,9, Enrique reconoce que «fácil no es» y por ello estudiaba de lunes a jueves desde las 5 hasta las 8:30 horas. Los viernes descansaba, y los sábados y domingos estudiaba de 9 de la mañana hasta las 14 horas del mediodía.