Constancia, trabajo y dedicación. Lo tiene claro. Lo demás saldrá o no, pero sin esas tres claves…
Ha fingido ser toxicómano en La Celsa, uno de los barrios de Madrid donde más droga circulaba a diario; en otra ocasión fue a detener a un delincuente, pero éste le pegó un buen «cate» y cuando se despertó sus compañeros ya le habían detenido; ha participado en operaciones que han «jodido» la vida a quienes pensaban que la droga era coser y cantar…
Un tipo, con todos los respetos, que sabe lo que hace y por qué lo hace. Antidrogas total. Sin miramiento alguno. «Porque se empieza por un porro, luego por dos, se prueba otra sustancia y al final uno se engancha». Lo tiene claro.
Es, como bien pueden imaginar, un policía. Se llama Kiko, tiene 41 años, trabaja en Toledo y hace apenas unos días recibió «la Roja» a propuesta de sus compañeros, el galardón que distingue a los mejores. No es la primera vez que le reconocen, puesto que ya tiene dos «blancas».
Las drogas son… Pues eso, una obsesión.
DEL GRUPO DE HEROÍNA DE LA UDYCO A TOLEDO
Kiko comenzó en Madrid. Nueve años en total, «siempre trabajando con drogas». De hecho, perteneció a la Unidad de Drogas y Crimen Organizado, dentro de la Policía Judicial, la famosa Udyco, en concreto al grupo de heroína.
Tiene claro que trabajar como policía en el mundo de la droga es muy diferente al resto de servicios. «Porque tienes que buscarla; sabes quién la tiene, pero tienes que descubrirlo y demostrarlo».
Vive la noche de forma «intensa», porque la droga se mueve generalmente en horas intempestivas. Policía y «chorizos», dice Kiko, «nos conocemos».
Pero ya se ha hecho a Toledo. Ha participado en varios de los casos más «curiosos» que se han vivido por aquí. Por ejemplo, cuando descubrieron nada menos que 2.230 kilos de cocaína, que se dice pronto, en un tráiler y lo interceptaron en plena autovía a la altura de Ugena.
LA COCA ESTABA EN EL FALSO TECHO Y HABÍA BOLSITAS POR EL SUELO DEL BAÑO
O cuando en Magán descubrieron a una familia que vivía a todo tren y la historia terminó en el descubrimiento de tres kilos de cocaína en un falso techo de su vivienda, otros cinco kilos de sustancia que iban a mezclar con la coca para adulterarla y conseguir así más cantidad, una prensa hidráulica que preparaba bolsas de medio y de un kilo y…
Había más en el baño: 166 bolsitas con un gramo de cocaína ya lista para vender y distribuidas por el suelo. No está mal, ¿eh?
EL PROBLEMA DE LA DROGA ES EL CORTE, «LA GENTE NO SABE LO QUE SE METE»
Consciente de la experiencia que ha acumulado a lo largo de los años, Kiko sabe que el verdadero problema de la droga es el «corte» o mezcla que los traficantes combinan con la cocaína para sacar más rentabilidad. «La gente no sabe lo que se mete y deben saber que de cinco gramos de coca pueden incluso sacar 15 tras mezclarlo con cualquier cosa».
Y por cualquier cosa entendemos estricnina o alguna sustancia similar.
¡Brutal!
O el dinero fácil que se llevan con las plantaciones fáciles de marihuana. «Si emplean tanto dinero en los métodos más sofisticados para que la marihuana crezca de forma más rápida es porque los beneficios son enormes».
Por eso entiende que toda la ayuda de los ciudadanos que reciban será bienvenida. E insiste en que existe un servicio de denuncias por internet muy efectivo, www.policia.es; o bien a través de las redes sociales, caso de Twitter, @policia.
Y como la vida real no es como las películas, puro cine, a Kiko también le ha dado tiempo a conocer lo que es el miedo, «porque el miedo te hace pensar y te da responsabilidad».
Pero eso no es un obstáculo para su trabajo.
Trabajo que le han reconocido con «la Roja».
Un poli entre drogas.