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de gran valor en el mercado 25/03/2012junio 13th, 2017

El cigarral toledano donde se hospedó durante meses el afamado pintor japonés Keizo Koyama en 1926 aún alberga su recuerdo en un cuadro que el nipón pintó a sus anfitriones como muestra de agradecimiento por la acogida y que, inesperadamente, hoy alcanza un alto valor en el mercado.

El cuadro, pintado al óleo, reproduce el Puente de San Martín sobre el río Tajo visto desde el cigarral de las toledanas Carmen y Valle Vaquero, las nietas de Florentino Serrano, dueño de la histórica y ya desaparecida imprenta toledana ‘Serrano’, donde fue a parar el japonés hace 86 años en busca de hospedaje.


Las hermanas Valle y Carmen Vaquero recuerdan a Efe la historia del apreciado cuadro, un relato que ha pasado en la familia de generación en generación y al que ahora se añade el valioso coste del mismo, que podría ascender hasta los 50.000 dólares (unos 38.000 euros), algo que durante años desconocieron.

Keizo Koyama, pintor impresionista, uno de los artistas japoneses más distinguidos del siglo XX y que hoy, ya fallecido, cuenta con un museo propio en el país nipón, llegó a Toledo en 1926 interesado por el patrimonio artístico de la ciudad.

Nada más llegar a Toledo, fue hasta la imprenta ‘Serrano’, donde insistentemente pidió alojamiento, pues alguien le había recomendado hospedarse en la pensión ‘Serrano’.

El dueño, Florentino, intentó disuadirlo de su empeño, ya que el negocio era una imprenta y no una pensión, pero ante su insistencia le ofreció alojarse en su cigarral, una finca de 15.000 metros cuadrados situada en los aledaños del Valle de Toledo, y que la familia sólo usaba como lugar de descanso.

Durante meses, Koyama se hospedó en el cigarral de los toledanos, donde una vez a la semana la familia subía para compartir con él la comida, y en este tiempo pintó numerosos cuadros de la ciudad de Toledo, muchos de ellos de sus vistas desde el Valle, algo que hicieron antes y han hecho después otros muchos artistas.

Antes de abandonar Toledo, el pintor japonés quiso agradecer a Florentino su hospitalidad regalándole un cuadro pintado desde su cigarral con una dedicatoria escrita en castellano: «A mi amigo Florentino Serrano, como prueba de amistad. K.Koyama 1926».

Con el paso de los años, ha resultado que el pintor japonés devolvió considerablemente el favor a la familia Serrano, pues el cuadro, que está incluido en uno de los catálogos del pintor, ha alcanzado un gran valor.

Las hermanas Vaquero descubrieron la valía de la pintura hace unos 30 años, poco antes de fallecer el artista, cuando unos pintores japoneses visitaron el cigarral de las toledanas y encontraron en él una de las obras del maestro Keizo Koyama, ante lo que comenzaron «a doblar el espinazo» como signo de respeto y veneración.

A partir de entonces, numerosos turistas japoneses suben hasta el cigarral, que «siempre tiene las puertas abiertas a sus visitantes», para contemplar el cuadro que hace 86 años pintó su compatriota y disfrutar del lugar donde este pasó varios meses.

Las satisfacción de las dos hermanas toledanas ha aumentado desde que conocen el valor de la obra, pero su «cariño» por ella es el mismo y, de hecho, el cuadro sigue situado donde estaba mucho antes de la llegada de los pintores japoneses, en el salón, al lado del televisor y cerca de otros cuadros ambientados en Toledo.

«Es el cuadro con el que nos criamos de pequeñas. Le tenemos mucho cariño y se quedará para la familia», concluye Carmen Vaquero.

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