El actual presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha y secretario general del PP regional, Vicente Tirado, nos contó en 2006 cómo era «el verano de su vida». El que van a leer a continuación fue el reportaje que publicó la revista ECOS aquel verano.
Entonces, Tirado decía que le encantaría viajar a Moscú, a Egipto y a Estados Unidos; pero que disfrutaba mucho cuando estaba en su pueblo, Miguel Esteban; y en el de su esposa, Villafranca de los Caballeros, «la laguna de La Mancha». Porque disfruta comiendo, tomando unas tapitas, un chatejo de vino, echando un partidilla de mus…
Y de las fotos, ¡qué decirles! Pues que las vean y disfruten.
«Cada día me gusta más viajar y a más lugares diferentes. Empecé tarde a hacerlo, porque las posibilidades económicas no daban para ello en mi familia, por lo que hasta que no tenía 12 años no salí». Pero a partir de ahí… Lo primero que recuerda son los campamentos que a esa edad vivió en los Pirineos leridanos. Año tras año hasta que incluso llegó a ser monitor. «La excursión preferida era la subida al Aneto». Así transcurrían los veranos hasta que, a los 27 años, se casó.
Con su esposa, María del Carmen Patiño. El viaje de novios fue a México DF y a Cancún. Previamente, cuando todavía eran novios, habían empezado a salir fuera de España. Afición que, aún hoy, no han perdido. «Fue durante uno de los que han sido mis viajes preferidos. A París, cuando terminé la carrera y casi sin fondos».
«MEZCLAMOS PLAYA CON MONTAÑA»
Roma, Budapest, Praga (que ha sido uno de sus último destino, apenas cuatro días durante el presente verano -estábamos, cuando se publicó este reportaje, en 2006-, ya que sus nuevas ocupaciones como mano derecha de María Dolores de Cospedal, entonces candidata del PP a la Presidencia del Gobierno de Castilla-La Mancha le han impedido disfrutar más tiempo), Edimburgo, Londres…
Han sido algunas de las ciudades que no ha querido dejar atrás («me gusta ir a una ciudad y estar en ella durante cuatro o cinco días, conocerla bien»), pero sabe que le queda mucho por visitar. Por ejemplo, arde en deseos de conocer tanto Rusia (Moscú o San Petersburgo) como algunas de las Repúblicas Bálticas, Egipto o Estados Unidos.
Si hablamos de turismo interior, «mezclamos tanto montaña como playa». Siempre acompañado tanto de Mari Carmen como de sus dos hijas, María y Laura (tenían entonces 14 y 11 años). Y, por supuesto, no olvida ni su pueblo, Miguel Esteban; ni el de su esposa, Villafranca de los Caballeros. «Porque estar en verano en cualquiera de estos pueblos, que son los nuestros, cada día lo disfrutamos más. Te vas de cañas, comes, juegas al mus… No olvidemos que a las lagunas de Villafranca se las conoce como la playa de La Mancha».
Y allí donde ha ido, casi siempre se ha encontrado a algún conocido. Por ejemplo, «en Santillana del Mar me encontré a gente de Villafranca, mientras que en un restaurante de Budapest, en la mesa de al lado, había gente de Miguel Esteban ¡Qué casualidad!». Y es que, desde luego, el mundo es un pañuelo.
EN FAMILIA, CON OTROS MATRIMONIOS…
Por eso no tiene un verano más especial que otros. Porque de todos ellos, y principalmente de sus viajes, guarda magníficos recuerdos que le impiden hacer una comparación. Bien con la familia o con otros matrimonios, como también han hecho en diversas ocasiones.
Un viajero impenitente. A quien le gusta descubrir nuevos lugares, nuevos sabores, nuevas comidas, nuevos aires… Y que seguirá haciéndolo aunque en estos momentos su tiempo de ocio se haya acortado. Porque lo que le importa también es conocer gente, relacionarse, compartir y, sobre todo, disfrutar.
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