jueves, 28 de noviembre de 2024
Así lo ha transmitido el misionero Luis Pérez, natural de Toledo 08/08/2014junio 9th, 2017

La Delegación Diocesana de Misiones de Toledo, ante la epidemia de ébola que está viviendo África Occidental, que acaba de ser declarada por la OMS como emergencia de salud pública mundial, mantiene permanente contacto con los misioneros y misioneras que en la actualidad se encuentran en los territorios de misión afectados por esta epidemia.

El delegado Diocesano de Misiones, Jesús López Muñoz, siguiendo las indicaciones del arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza, y del obispo auxiliar de Toledo, Ángel Fernández Collado, ha transmitido a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios la solidaridad y cercanía de la Archidiócesis de Toledo con el misionero Miguel Pájares.


Precisamente, el objetivo de este permanente contacto con los misioneros y misioneras que se encuentran en África es transmitir el aliento y la unión en la dimensión misionera que desarrolla la Archidiócesis toledana.

El padre Luis Pérez aseguraba que «por nuestra parte tratamos cuidadosamente de ser prudentes y estar atentos. Los ánimos están serenos, aunque con una cierta preocupación, pero seguimos adelante con calma.»

Es en Sierra Leona donde se encuentra en la actualidad este misionero javeriano natural de Toledo que ha transmitido a la Delegación Diocesana de Misiones de Toledo que se encuentra bien, junto a todos los javerianos que se encuentran en este país africano, informan desde la Delegación en nota de prensa.

«Agradezco vuestra preocupación e interés por nosotros y por el país», ha afirmado el Luis Pérez, «gracias por vuestras llamadas, correos y mensajes que dan aliento».  Sobre la epidemia, recuerda que «el ébola es un virus que no tiene vacuna ni casi cura» y que se transmite «solo por los fluidos (saliva, sudor, orina, mucosidad, lágrimas…), es decir, que se pasa de unos a otros cuando hay contacto corporal (dar la mano, recibir el sudor de otro, ese contacto pasa de quien tiene el virus al que no lo tiene, luego se incuba».

«Aquí -prosigue el misionero javeriano- con la forma de viajar, amontonados siete u ocho en un coche, todos sudando, la insuficiente información, la carencia de una red de hospitales adecuados, la gente que vive en las aldeas, donde no hay control de casi nada, la resistencia de la gente a ir al hospital por temor a que los aíslen, y como siempre, la tardanza de los de siempre por hacer algo y decir la verdad por temor a que eso afecte a la economía del país, han producido que ahora sea muy difícil controlar la situación y evitar los contagios que son, casi siempre, mortales».

«Como sabéis, la zona afectada es Liberia, Guinea Conakry, Sierra Leona y Nigeria. En Nigeria que ha empezado hace poco, Liberia y Guinea ya han pasado lo peor y Sierra Leona aún no ha llegado a lo que se estima el límite, la situación sigue empeorando y los afectados creciendo; aunque la mortalidad ahora ya no es del 100 por 100 como hasta hace poco».

En ese sentido, destaca que «todas las instituciones ahora están volcadas en la información y la prevención y los responsables sanitarios poniendo más medios que, aunque sea un poco tarde, contribuirá a frenar la epidemia». En cuento a cifras y datos señala que «hay muchos y no se sabe con certeza lo que es real, también por lo difícil que es saber lo que pasa en el interior de país, en las aldeas en medio de la selva…, por la resistencia de la gente a informar de los casos sospechosos…».

Las informaciones oficiales de los cuatros países afectados sitúan la epidemia en torno a 1.700 afectados y más de 900 muertos. Para Sierra Leona, «que es un país más o menos como Castilla-La Mancha de extensión y con cinco millones y medio de habitantes, son 646 casos, 540 confirmados positivos, 46 probables y 60 sospechosos, de todos ellos 285 muertos», aunque «en estos últimos días los muertos han aumentado y en una semana parece que han muerto más de cincuenta».

En Makeni, donde se encuentra el misionero javeriano natural de Toledo, «ha habido y hay algunos casos, aunque no es de las zonas más afectadas, aunque la cosa va creciendo un poco también, pero igualmente ha crecido el control y el seguimiento».

El misionero destacaba que «lo que hace falta (dado como se transmite) es cuidado, prudencia, no contacto físico, lavarse las manos frecuentemente con un producto que tenga cloro que que mata el virus. Teniendo en cuenta lo dicho todas las instituciones han suspendido actos públicos, reuniones, actividades donde se junta mucha gente».

Sobre la actividad misionera señala que «hemos suspendido los «campos juveniles» de verano, las reuniones, en las misas no se da la mano para la paz y en la calle tampoco se saluda dándose la mano, es decir, la primera cosa es evitar todo contacto físico por pequeño que sea». De igual manera destaca que «en todos los lugares donde va gente: hospitales, mercados, bancos, iglesias, Mezquitas, nuestras casas, a la entrada se ha puesto un recipiente con un grifito donde te tienes que lavarte las manos antes de entrar. El líquido es una disolución que contiene cloro y agua. En nuestros coches llevamos un frasco con lo mismo, cuando entremos en el coche nos lavamos. Son las dos necesarias precauciones: no contacto y lavarse las manos con este producto: cuando sales de una casa, cuando llegas a casa, antes de todas las comidas».

«Por nuestra parte tratamos cuidadosamente de ser prudentes y estar atentos. Los ánimos están serenos, aunque con una cierta preocupación, pero seguimos adelante con calma», destaca Luis Pérez, «muchos extranjeros ya se han marchado: empleados de compañías dedicadas a la minería, construcción de carreteras, producción de electricidad, ONG; son filipinos, chinos, europeos..; varias compañías aéreas han suspendido los vuelos; casi todos los que tenían que venir para algún proyecto de colaboración como voluntarios ya no vienen, cosa que veo muy bien».

Pero en contraste el misionero señala que «lo malo es ver, como siempre con una cierta tristeza y aprensión, los resultados de esta situación: muertos, afectados, sufrimiento, estado de preocupación, paso atrás del país en el orden económico y del bienestar (el poco que tienen), el que los hospitales se hayan convertido en el mayor peligro con lo que esto afecta concretamente a la gente en su vida de salud, ahora los hospitales y clínicas están al mínimo de pacientes y el estado del personal sanitario es de tensión, entre ellos ha habido un buen número de muertos, contagiados sin darse cuenta».

Desde la Delegación de Misiones de Toledo se recuerda el trabajo constante de los misioneros y misioneras, en todo el mundo, donde en la actualidad cuentan con más de 170 de la Archidiócesis de Toledo. Aunque ahora, ciertamente, el foco informativo se ha posicionado por la epidemia de ébola, es importante que «en los próximos meses no se aparte la mirada hacia África y hacia los territorios de misión. Es importante que entre todos sigamos sumando y apoyando para contribuir decididamente al trabajo de todos los misioneros y misioneras en cualquier lugar del mundo».

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