La Audiencia de Toledo ha condenado a 10 años de prisión a Clemente P.G., de 56 años, por matar con una barra de hierro a Gregorio L.L., vecino de Navahermosa, en el transcurso de una pelea el 4 de agosto de 1996 y en la que también participaron sus respectivos hijos. En el fallo emitido tras el veredicto del jurado por el magistrado Manuel Gutiérrez, se absuelve de homicidio al hijo de Clemente, José Alberto P.C., de 25 años, aunque le condena a una pena de 720 euros (cuatro euros al día durante seis meses) por el delito de daños por haber roto los cristales del coche de la víctima.
Además, tanto José Alberto como el hijo de la víctima, que también participaron en la trifulca, han sido condenados a sendas faltas de lesiones por una cuantía de 240 euros por las heridas que se ocasionaron en la reyerta, que enfrentó a dos familias enemistadas de Navahermosa, ‘Los Chavea’ y ‘Los Chuscos’.
En cuanto a la responsabilidad civil, Clemente deberá pagar una indemnización global a la familia del finado de 276.000 euros, de los que 100.000 serán para la viuda, 150.000 para el hijo menor, otros veinte mil para el mediano y 6000 para el mayor, Gustavo, cuantías similares a las solicitadas por el fiscal e inferiores a las pretendidas por la acusación particular.
En los fundamentos jurídicos, el magistrado presidente del jurado explica que ha aplicado la pena mínima para el delito de homicidio teniendo en cuenta las circunstancias en que se produjo la muerte de Gregorio, en el transcurso de una riña aceptada por los cuatro contendientes, un argumento que también da para el de daños a José Alberto.
Por su parte, el abogado de la acusación particular, Manuel Álvarez, considera que el fallo es «justo» y que por tanto no piensa recurrir la sentencia, a pesar de que las penas y las indemnizaciones han sido menores a las solicitadas por la familia del fallecido.
Los hechos ocurrieron durante la tarde-noche del 4 de agosto de 2006 en Navahermosa en el transcurso de una pelea en la que participaron los padres y los hijos y que acabó con la muerte de Gregorio, que murió de una hemorragia interna de la arteria renal al clavarle Clemente una barra de hierro.
En su declaración durante el juicio, el acusado afirmó que la muerte de Gregorio se produjo de forma fortuita como consecuencia de un forcejeo entre él y el fallecido, donde «podría haberle tocado a cualquiera».
Al día siguiente, sin embargo, se emitió un vídeo en la sala de vistas con una reproducción de los hechos realizada cuatro meses después del crimen y, en su declaración a la jueza instructora, el inculpado explicó que le había pinchado después del forcejeo.
Además, la forense que testificó como perito afirmó que era improbable que la herida que le provocó el fallecimiento se produjera de forma accidental durante el forcejeo.