El acusado del crimen del bar Nelly de Talavera de la Reina, ocurrido en 2009, y que el pasado viernes fue declarado culpable de asesinato por un jurado popular, ha sido condenado a un total de 16 años de prisión.
Según la sentencia hecha pública hoy, la sentencia emitida por el presidente magistrado del jurado popular, Manuel Gutiérrez, condena a Jesús H.I., de 37 años, a 15 años de cárcel por el delito de asesinato con alevosía, así como otro año más por tenencia ilícita de armas, además de una indemnización de 350.000 euros para la familia de la víctima, Jesús Robles.
Esta sentencia, que será recurrida por la defensa del acusado, se produce después del segundo juicio con jurado que se celebra sobre este caso por orden del Tribunal Supremo, con la circunstancia de que en el primero que hubo en septiembre de 2011 otro jurado popular declaró al acusado no culpable.
El magistrado se ha decantado por la pena mínima para el asesinato porque el jurado entendió que el acusado evitó un nuevo disparo de su tío a uno de los agentes de la policía que fueron a detenerles tras el crimen del bar Nelly.
Tras el veredicto del pasado viernes, el fiscal y la acusación particular solicitaron que el procesado fuera condenado a 20 años de prisión por asesinato y tres por tenencia ilícita de armas.
La defensa, por su parte, representada por el abogado Jaime Sanz de Bremond, pidió sin éxito la devolución al jurado del acta del veredicto por «falta de motivación» y anunció que recurrirá la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia, al tiempo que ha pronosticado un tercer juicio con jurado sobre este caso, ya que se envía a la cárcel a un «inocente», según dijo el letrado.
Aunque en el primer juicio ya quedó probado que los tres disparos que alcanzaron a la víctima, uno de ellos en el corazón, fueron efectuados por el tío del fallecido, Juan Heredia (que murió en la cárcel de un infarto antes de ser juzgado), el jurado consideró que Jesús H.I. actuó de acuerdo con él para acabar con la vida de Jesús Robles.
Así, se considera que tío y sobrino salieron del bar y fueron a la casa del primero a por las armas (una pistola de nueve milímetros, así como una navaja y un puñal) para después volver al establecimiento y acabar con su vida.
El desencadenante fue un saludo de la víctima que tío y sobrino consideraron ofensivo al saludarles con un «hola primos», lo que interpretaron como llamarles «tontos».
El jurado ha tenido en cuenta, entre otras circunstancias, el tamaño del puñal que portaba Jesús H.I., de 20 centímetros de hoja, y que lo llevara entre la cinturilla y la carne del cuerpo durante todo el día sin que nadie lo apreciara en los distintos bares en los que estuvieron ese día.
También ha tenido en cuenta el jurado lo dicho por los testigos sobre la posición que ocupaba el acusado y su tío en el bar, «predispuestos» para causar daño a la víctima.