La Audiencia Provincial de Toledo ha condenado a los tres acusados de ser los autores del atraco cometido en octubre de 2013 en el supermercado Mercadona, en Yuncos, en el que casi pierde la vida el guardia civil Román David Gómez, a quien dejaron tetrapléjico y en silla de ruedas tras recibir un disparo en el cuello.
Momento del atraco, en el que se ve cómo entran los tres condenados tapados con caretas, gorras y con chalecos antibalas.
Según la sentencia hecha pública hoy, las penas para cada uno de ellos superan los 30 años -32 para José Manuel Cifuentes y Ángel García Caro, y 31 para Miguel Ángel Seoane– por dos delitos de tentativa de homicidio, así como por robo con violencia e intimidación con uso de armas, lesiones y tenencia ilícita de armas. En el juicio solo García Caro había reconocido su participación en los hechos, pero negó que Cifuentes o Seoane fueran con él. Cuando fue preguntado sobre quiénes eran las otras dos personas que le acompañaban, señaló que dos personas del este de Europa a las que identificó como Michael y Stalin, el primero supuestamente de Georgia y el segundo de Rumanía. Hasta ese momento, nunca había hablado de ninguno de ellos en sus declaraciones previas, por lo que fue una sorpresa para todos los presentes en el juicio.
Por contra, ha absuelto a María Francisca S.A. (Paqui), ya que no ha resultado acreditada su participación punible en los hechos, a pesar de que el fiscal señaló que estuvo en la reunión preparatoria del plan.
Fue en mayo cuando tuvo lugar en la capital regional el juicio contra los acusados de robar en octubre de 2013 en un supermercado de la localidad toledana, de donde se llevaron 2.442 euros en monedas (las bolsas con los billetes se les cayeron al suelo cuando salían) y dejaron tetrapléjico a un agente de la Guardia Civil tras dispararle en el cuello.
[ze_summary text=»Entraron en el establecimiento, exigieron el dinero a los cajeros, hicieron ponerse de rodillas en un rincón a un cliente que intentó huir y apuntaron con la pistola a todos los presentes»]Entraron en el establecimiento, exigieron el dinero a los cajeros, hicieron ponerse de rodillas en un rincón a un cliente que intentó huir y apuntaron con la pistola a todos los presentes[/ze_summary]Fue sobre las 21:20 horas del 5 de octubre de 2013 cuando los tres procesados llegaron al supermercado en un vehículo robado portando armas de fuego y tapados con caretas, chalecos antibalas, gorros y guantes. Entraron en el establecimiento, exigieron el dinero a los cajeros, hicieron ponerse de rodillas en un rincón a un cliente que intentó huir y apuntaron con la pistola a todos los presentes.
Con las bolsas de dinero en la mano, llegaron a la puerta y se encontraron con el agente de la Guardia Civil, al que dispararon en varias ocasiones «alcanzándole en el cuello, de forma que cayó al suelo». El fiscal consideró durante el juicio que, al pasar por encima de su cuerpo, los acusados dieron al agente «por fallecido». Al salir, dispararon contra el vehículo oficial de la Guardia Civil, donde se encontraba otra agente, a la que por fortuna no alcanzaron. La agente sufrió trastorno de estrés postraumático y precisó de tratamiento psiquiátrico y farmacológico.
Cifuentes fue el día antes al Mercadona de Yuncos para perfilar el plan
En los hechos probados, el Tribunal señala que el día antes del atraco, el 4 de octubre de 2013, Cifuentes «acudió sobre las 21 horas al establecimiento con la finalidad de perfilar los últimos detalles para la ejecución de su plan, en particular comprobar las horas de cierre, ubicación de cajas, oficina y funciones asumidas por cada uno de los empleados», y que la información la compartió con García Caro y Seoane.
En el video pueden ver la llegada del guardia civil Román David Gómez a la Audiencia Provincial de Toledo para declarar en el juicio contra los ahora tres condenados.
Ya durante la tarde del mismo día del atraco, los tres se juntaron en la casa de Cifuentes en Moratalaz (Madrid) «y dispusieron los medios necesarios para la ejecución del plan». Tal y como había manifestado el fiscal en su escrito de acusación, el tribunal coincide en que los tres «dispusieron las precisas armas de fuego de las que ya eran poseedores, cargándolas con la munición necesaria, y asumiendo que su uso por cualquiera de ellos sería preciso tanto para intimidar a los empleados y clientes como para protegerse, aun haciendo uso de las mismas, aceptando los menoscabos físicos e incluso la muerte de terceros».
[ze_summary text=»Encima te pones así, no te pongas chulo y estate quieto que te mato»]Encima te pones así, no te pongas chulo y estate quieto que te mato[/ze_summary]Llegaron al Mercadona sobre las 21.20 con un coche robado y entraron por este orden: Cifuentes, Seoane y García Caro. Llevaban chalecos antibalas, gorros, gorras y guantes con el fin de ocultar sus características físicas, en particular el rostro, la complexión y las huellas. Fue Cifuentes quien se dirigió a la caja donde sabía que estaba la gerente B y diciéndola: «Eres la gerente B, abre la oficina», cogiendo además del cuello a otro empleado que estaba con ella. Como este trató de revolverse, Cifuentes le soltó: «Encima te pones así, no te pongas chulo y estate quieto que te mato», encañonándolo por la espalda.
Acto seguido cogió a los dos por sus cuellos y se dirigieron a la dependencia donde el día anterior había comprobado que estaba la oficina, exigiendo a la gerente que le diera todo el dinero, «que no se dejara nada o la mataría, mientras seguía apuntando con el arma primero a uno y luego a otro».
Una vez que los empleados entregaron a Cifuentes las bolsas con el dinero, tanto billetes como monedas, Seoane y García Caro se dieron cuenta de la presencia de la Guardia Civil y fueron a avisar a aquel, momento en el que los tres se repartieron las bolsas y se dispusieron a salir del supermercado.
[ze_summary text=»Cifuentes efectuó un disparo contra el guardia civil y le alcanzó en el cuello»]Cifuentes efectuó un disparo contra el guardia civil y le alcanzó en el cuello[/ze_summary]Cuando llegaron a la puerta se encontraron con Román David, momento en el que «Cifuentes, presidido en su obrar por el propósito de acabar con su vida o aun asumiendo que tal resultado se provocaría con su acción, al igual que los otros dos procesados, efectuó un disparo alcanzándole en el cuello, de forma que una vez que cayó al suelo pasaron por encima de su cuerpo, dándole por fallecido, y disparando contra el vehículo oficial de la Guardia Civil, con la finalidad nuevamente de acabar con la vida de la agente» compañera del herido.
Los tres acusados realizaron al menos ocho disparos sobre los agentes e inmediatamente subieron al coche, con el que se desplazaron hasta Moratalaz, donde en un camino rural cercano y en el interior de una laguna lanzaron las armas de fuego para deshacerse de ellas, «desplazándose por el mismo camino hasta el paraje La Losa, haciendo lo propio con el vehículo, al que prendieron fuego hasta calcinarlo, regresando posteriormente al domicilio de Cifuentes para repartirse el botín», 2.442 euros en monedas, puesto que las bolsas con los billetes se le habían caído a García Caro a la salida del Mercadona.
Cifuentes y Seoane fueron detenidos dos meses y medio después, el 19 de diciembre de 2013, mientras que a García Caro le pillaron un día más tarde, el 20 de diciembre. Los dos primeros cuando intentaban perpetrar otro atraco, en este caso en el establecimiento comercial SUTOLDO, en el polígono industrial Polvoranca, en Leganés (Madrid). Y es que la Guardia Civil los estaba esperando, fruto de una operación de vigilancia establecida al efecto.
[ze_summary text=»Cifuentes y Seoane fueron detenidos dos meses y medio después, cuando intentaban perpetrar otro atraco»]Cifuentes y Seoane fueron detenidos dos meses y medio después, cuando intentaban perpetrar otro atraco[/ze_summary]En este segundo atraco se encontraban otros tres de los acusados que se sentaron junto a Cifuentes, Seoane y García Caro en el banquillo, ya que el fiscal entendía que todos formaban parte de una organización criminal.
La defensa de Cifuentes y Seoane pidió la nulidad de las intervenciones telefónicas
Mientas, la defensa de Cifuentes y Seoane defendió durante el juicio que sus defendidos no habían participado en los hechos, por lo que pidió la libre absolución. Además, pidió la nulidad de las intervenciones telefónicas inmediatas al atraco porque no se encontraban «suficientemente justificadas, no era proporcional, no estaba motivada ni estaba contralada judicialmente».
Pero el Tribunal ha considerado que, «dada la gravedad de los delitos, robo con violencia e intimidación y tentativa de asesinato y la ausencia de cualquier otro indicio que permitiera identificar a sus autores, la necesidad de comprobar el posicionamiento de las comunicaciones telefónicas registradas en los repetidores que daban cobertura a la zona era el único medio que podía permitir la identificación de los partícipes en los delitos denunciados, siendo por ende la medida necesaria, proporcional y motivada».