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los neumáticos siguen ardiendo, pero está controlado 21/05/2016junio 7th, 2017

Los vecinos de Seseña (Toledo) confirmaron lo que minutos antes desde el coche habíamos intuido. La nube de humo provocada por el incendio de neumáticos iba dirección Illescas. Una nube blanca que desprendía un ligero olor a rueda quemada, pero que si uno no le presta atención podía pasar desapercibido.

Sentados en los bancos que hay frente al Ayuntamiento se encuentran Domingo, Florencio, Carlos y Gregorio («Goyo» para sus vecinos»). Un día como otro cualquiera si no fuese porque el tema de actualidad sigue siendo el incendio, que comenzó hace ahora (el reportaje se hizo el viernes 20 de mayo) una semana, en el cementerio de neumáticos más grande de Europa. Ni más ni menos que 90.000 toneladas, de las que estiman que se salvarán de las llamas unas 30.000.


Domingo, Florencio, Carlos y Goyo están en la calle sin mascarilla, aunque por el pueblo algunos vecinos sí las llevan e, incluso, ellos han visto a agentes de la Guardia Civil utilizarlas, cuentan. Hoy no huele a nada, pero «ayer sí que olía», aunque «aquí casi no nos hemos enterado del fuego porque el aire ha ido a favor nuestro«, matizan.

LAS CLASES SE HAN SUSPENDIDO

El peor día fue el jueves (19 de mayo). El peor porque los niños volvían al cole y «los padres tuvieron que ir a por ellos, hubo ambulancias, algunos niños vomitaban…». Un rápido «no exageres» de Goyo hace que el tono de la conversación cambie para concluir con un reproche: «No se puede hablar contigo».

Lo cierto es que por precaución los colegios, que se abrieron tras comprobar que la calidad del aire continuaba siendo buena, volvieron a cerrarse y, al debate de los vecinos, se sumó el político. El alcalde del municipio, Carlos Velázquez, tachó la situación de «caos educativo», desde la Junta se negó que lo hubiese y los niños, sin clase, el viernes paseaban por las calles, algunos con las mascarillas al cuello; mientras que la mayoría iba sin ellas.

«El pueblo no está tranquilo«, aseguraba el grupo de cuatro vecinos que ahora sí coincidía, y destacaba que «unos y otros (por los políticos) se echan la culpa y ninguno ha hecho nada, pero ni los de antes (refiriéndose a años pasados, el cementerio se declaró ilegal en el año 2003) ni los de ahora». Crítica que continuaba al considerar que siguen sin hacer nada, porque «el fuego podía haberse apagado en 48 horas, pero cuesta los cuartos«.

En Seseña, los vecinos siguen con su día a día. «Yo hago mi vida normal, no voy a trabajar, porque trabajo en un colegio y está cerrado; pero estoy haciendo mi vida normal», cuenta María a encastillalamancha.es, mientras considera que «hay gente que está sacando las cosas de contexto, porque esto lleva 20 años y nadie ha hecho nada. Aquí ha habido gobiernos y nadie ha hecho nada», repite, mientras se detiene en su argumentación al pensar en los vecinos del Quiñón, donde seguramente «lo estén viviendo peor».

LA «CIUDAD DESIERTA»

Cerca del incendio está la urbanización del Quiñón. Pasear por ella es pasear por «una ciudad desierta», donde a los que sí vemos son a más periodistas y cámaras buscando la última hora. Algún vecino confirma que diariamente hay más actividad porque cerca del colegio hay más gente, pero hoy no es el día.

Un cartel a la entrada del centro indica que las clases siguen suspendidas y otro invita a los vecinos a una «concentración pacífica» el domingo 22 a las 10 de la mañana en la puerta del colegio para exigir «transparencia total de los datos que realmente están ofreciendo los medidores de la calidad del aire, instalados en nuestra urbanización y que se amplíen las mediciones a todas las sustancias cancerígenas propias de la combustión de neumáticos a gran temperatura». Además, piden «depuración de responsabilidades políticas, por la que hemos llegado a esta situación, que todos sabíamos acabaría sucediendo». Una frase, la última, que repite todo aquél que amablemente nos atiende. «Se sabía que algo así pasaría«.

Justo enfrente, separado por la R-4, está el incendio. El viento aleja la columna de humo blanco de nosotras. Hoy no huele, pero los edificios mantienen sus persianas bajadas y parece que no vive nadie. La recomendación es el confinamiento por precaución. Una máquina excavadora se ve a lo lejos y el perímetro está vallado. Un agente nos avisa, «no se puede pasar sin autorización». En los dos puentes cercanos, los medios toman imágenes, mientras alguien comenta que dejaron de tirar agua al segundo o tercer día para evitar que los componentes tóxicos penetraran en la tierra.

ESTO ES «TODO PROVOCADO»

«Ya tendrían narices para quemarlas«, comenta Mari Cruz, una de las pocas vecinas del Quiñón que vemos en la calle, porque «esto es todo provocado». Opinión que también apoya el alcalde de la localidad, porque «llevábamos 10 días de lluvias, esa misma noche había llovido hasta altas horas, no era posible… pero ahora es la Guardia Civil y la Policía Judicial los que tienen que investigar y conseguir al que haya hecho esto».

Mari Cruz durmió fuera de su casa la primera noche, pero regresó al segundo día. «Los primeros días iba muy alto el humo y pasaba por encima. Teníamos todo cerradito y… Esto nos lo temíamos que iba a pasar. Había demasiadas ruedas», indica.

El fuego está controlado, pero sigue activo. Manuel y Pedro, dos vendedores ambulantes de Jaén, lo vieron hace una semana. En aquel momento, ellos iban hacia Asturias y, ahora que regresan a su tierra, han decidido parar para ver cómo va el fuego, porque nunca antes habían visto algo parecido. «Es un desastre, cómo han dado lugar a esto, tanta rueda acumulada… Y sigue echando humo», se sorprenden mientras buscan la mejor manera para verlo de cerca.

«UNA SEMANA MUY TRISTE, UNA SEMANA MUY LARGA, UNA SEMANA…»

Aún faltan unos días para que quede completamente extinguido. El futuro, «eso va a ser otra», dicen en el pueblo, de momento el objetivo es acabar con el incendio y dejar atrás «una semana muy triste, una semana muy larga, una semana muy dura, una semana que nunca nadie querría haber querido», destacaba el alcalde de Seseña, quien durante su mandato «hemos sacado 7.000 toneladas, pero es cierto que nos hubiera gustado que hubiera quedado completamente limpio». En estos momentos, «tenemos un problema medioambiental, en cuanto a los datos de calidad de aire; otro de salud pública y otro educativo. Todo compete a la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, desde el ayuntamiento seguimos las instrucciones que desde la Junta nos dan y no tenemos capacidad de tomar órdenes».

Encontrar una solución para este cementerio no era «sencilla», pero Velázquez recordaba el acuerdo que ya había entre las tres administraciones (la Junta, la Comunidad de Madrid y el Ministerio) para dar salida a los neumáticos y que «lamentablemente no se pudo llevar a cabo».

El portavoz del Gobierno de la Junta, Nacho Hernando, explicaba recientemente cómo han sido los acontecimiento y aclaraba que, si la Junta hubiese retirado los neumáticos antes de 2011, hubiese sido un robo, porque fue en ese año cuando judicialmente se dio permiso para que la Administración pudiese entrar allí.

Lejos del debate político, los vecinos piden acabar ya con la nube de humo. De momento, las labores de extinción continúan y el fin parece más cerca después de una semana muy intensa.

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