Tanto la alcaldesa de Guadamur (Toledo), Sagrario Gutiérrez, como los vecinos de la localidad, se llevaron el disgusto del año precisamente cuando se disponían a celebrar el Día de la Región el jueves 31. Porque esa misma madrugada al menos tres individuos (por las huellas encontradas) entraron en el Centro de Interpretación del Tesoro de Guarraza, destrozaron las vitrinas donde se encontraban expuestas las coronas de los reyes godos y se llevaron seis de éstas, probablemente porque pensaban que eran las verdaderas.
Pero las reales se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.
La propia alcaldesa afirmó a encastillalamancha.es que los ladrones saltaron primero la valla perimetral que rodea el recinto y con una barra de hierro de grandes dimensiones forzaron las cerraduras de la puerta principal del Centro de Interpretación.
Era sobre la 1.10 de la madrugada del jueves 31 y como nada más abrirse la puerta saltó la alarma, la central en Madrid dio aviso inmediato a la Guardia Civil, cuyos agentes llegaron apenas 10 minutos después. Pues fue en esos 10 minutos en los que los ladrones hicieron el destrozo y se llevaron las coronas votivas.
Tras romper las vitrinas, sustrajeron las seis reproducciones de coronas de la colección que allí se exhibe. Son de latón bañado al oro y repujado, con incrustaciones de piedras preciosas (cristales coloreados) y perlas (que sí son auténticas), por lo que Gutiérrez piensa que los ladrones «creyeron que eran las auténticas piezas de oro repujado», dada la perfección de los trabajos que fueron realizados por un orfebre sevillano autorizado por el Ministerio de Cultura.
«Se juntaron la codicia con la ignorancia», señaló a este periódico la alcaldesa de Guadamur y, seguro que por las prisas que llevaban, «se dejaron una vitrina sin romper».
Un robo que ha provocado «un enorme boquete sentimental, no solo el económico, porque el Centro se ha convertido en un referente de nuestra dinamización turística».
«ABOLLARON LAS CORONAS PARA GUARDARLAS» Y LAS REPONDRÁN EN TRES MESES
Aunque aún no tienen todos los datos del robo, Sagrario Gutiérrez piensa que los autores «abollaron las coronas para guardarlas y llevárselas. Han aparecido eslabones sueltos e incluso una de ellas estaba abandonada en un rincón, precisamente la única que no tenía piedras preciosas».
En cualquier caso, ya se ha puesto en contacto con el taller sevillano que las realizó para solicitar que les repongan de nuevo las seis coronas robadas, aunque los trabajos se prolongarán durante al menos los tres próximos meses.