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Hechos execrables pero no probados 07/11/2013junio 12th, 2017

La Audiencia Provincial de Albacete ha absuelto por falta de pruebas a los dos hombres de nacionalidad rumana acusados de haber participado en el robo del bar Dioni de Casas Viejas en septiembre de 2009, y de darles una paliza brutal a los propietarios, un hombre y una mujer y el hermano de ésta.
Los tres fueron amordazados y maniatados y recibieron decenas de golpes hasta dejarlos inconscientes.

El juicio por estos hechos se celebró los días 1 y 2 de octubre, y ahora la sección Segunda de la Audiencia ha publicado la sentencia, donde se dicta la absolución de los acusados, Aurel B., de 42 años, y Dorinel I.C., de 25, si bien en el asalto participaron al menos cinco individuos.


La Fiscalía pedía 36 años de cárcel para Aurel B. por un delito de robo, tres delitos de detención ilegal y tres delitos de lesiones, y para Dorinel I.C. 35 años de prisión, aunque finalmente el fallo ha sido el contrario, pero todavía cabe recurso.

La sentencia fundamenta la absolución en la deficiente identificación de los acusados por parte de las víctimas, únicas personas que pudieron verlos durante el asalto.

El robo ocurrió cerca de la medianoche del 27 de septiembre de 2009, cuando cinco personas entraron con un vehículo en la urbanización de Casas Viejas de la capital, y una vez que vieron que se iba a cerrar el bar entraron «con barras de hierro» con las que golpearon al matrimonio regente del bar y al hermano de la mujer «hasta dejarlos inconscientes», los maniataron y amordazaron.

Los asaltantes se llevaron un televisor, un lector de DVD, 1.000 euros en metálico, joyas, alcohol y tabaco, por un valor de 2.839 euros.

Los tres heridos tuvieron que ser hospitalizados con graves lesiones y fracturas y traumatismos en el cráneo y la cara.

La mujer estuvo 403 días impedida, y su marido 82, con varios días de ingreso hospitalario, subraya la sentencia.

El tribunal entiende que después del juicio no se puede asegurar que los dos acusados participaran en la agresión.

La sentencia dice que «los hechos cometidos son execrables y a cualquiera sensibilizan», porque las víctimas «sufrieron una brutal paliza» de la que «prodigiosamente sobrevivieron», pero pudieron morir.

Sin embargo, añade, falla «la primera pieza del puzzle», pues la identificación de los autores «hace aguas por todas partes».

La sentencia recuerda que el hermano de la dueña del bar había dicho que «no veía bien» durante la agresión, y dijo que el acusado Aurel B. era el agresor «con la cara picoteada», cuando el tribunal pudo ver que «no tiene ninguna marca en la cara».

El testimonio de la mujer tampoco aclaró la identificación porque dijo que solo «oyó voces en rumano», y el tribunal también alude a que la recogida de muestras de ADN «exculpa a los acusados», pues no hubo coincidencias.

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