El que fuera contable de la cooperativa ganadera ‘Valle de Mena’ de Menasalbas (Toledo), Agustín E.L., de 53 años, acusado de estafar durante cuatro años más de 237.000 euros mediante compras ficticias de cereal, se ha confesado autor de los hechos y ha dicho que se «fundió todo» el dinero en cocaína. Antes de que el juicio quedara visto para sentencia en la Audiencia de Toledo, el acusado ha pedido perdón a los 200 socios de la cooperativa por los perjuicios causados y ha justificado su actitud por la droga, que le llevó a actuar de esa manera entre los años 2002 y 2006.
Además de Agustín E.L., para quien la fiscalía pide cinco años de cárcel, en el banquillo de los acusados también se ha sentado su mujer Adriana G., a quien la acusación particular considera cómplice de la estafa, aunque la fiscalía solo la implica a efectos de responsabilidad civil para el pago de la indemnización.
Durante su declaración, el acusado, ahora en paro, ha reconocido que se apropiaba del dinero falseando los pagarés que emitía a su nombre y los ingresaba en una cuenta de su segunda mujer y aunque él no era cotitular de la misma, estaba autorizado para disponer del dinero.
Ha explicado también que se las «ingeniaba» para conseguir las tres firmas que se requerían para cobrar los pagarés y que en el caso de que le faltara una la falseaba imitando la rúbrica de alguno de los responsables de la cooperativa e, incluso, a veces a instancias de estos.
En la matriz del pagaré ponía el nombre del proveedor al que supuestamente se le había comprado el cereal para el ganado y en el original escribía el suyo, ha dicho el inculpado, quien ha explicado que también falseaba los albaranes y las facturas en función de la proximidad de las auditorías «para no ser descubierto».
Según Agustín E.L., todo el dinero, cuya cuantía no ha precisado, se lo «fundió» en cocaína, droga que dice empezó a consumir a los 20 años a razón de tres o cuatro gramos al día, aunque los fines de semana la cantidad era mayor y ha dicho que la droga, de la que está en tratamiento de deshabituación, le ha hecho tener una segunda personalidad.
MULTIPLICABA POR DIEZ SU NÓMINA MILEURISTA
Ha exculpado a su mujer de los hechos, porque el dinero lo manejaba él y a quien explicó que los ingresos extra mensuales -que llegaron a multiplicar por 10 su nómina mileurista- lo eran por el cobro de comisiones de la cooperativa, dedicada al ganado vacuno y con 206 socios.
La esposa, por su parte, ha explicado que desconocía la adicción de su pareja hasta que se lo confesó en 2006 y que la relación con el acusado fue «tormentosa» por sus largas ausencias del domicilio; también que ella fue denunciada por Agustín por malos tratos y del que ha tenido una orden de alejamiento, aunque ahora están juntos de nuevo.
En el juicio, uno de los expresidentes de la cooperativa, Jesús Manuel Ruiz, ha manifestado que echaron de la cooperativa a Agustín no porque descubrieran que se estaba apropiando del dinero, sino, por la justificación que daba para ausentarse del trabajo, pues «no era normal que se le rompiera el coche todos los meses».
Fue el contable que sustituyó a Agustín quien se percató de las irregularidades que había en las facturas, en 2006, por lo que presentaron la correspondiente denuncia.
La fiscalía acusa a Agustín de un delito de estafa, en concurso con el de falsificación continuada en documento mercantil, con las agravantes de abuso de confianza y por la importancia de la cantidad defraudada, así como la atenuante de drogadicción.
En concepto de responsabilidad civil, la fiscalía pide que ambos indemnicen con los más de 237.000 euros a la cooperativa estafada, cuantía que la acusación particular eleva a 254.000 euros, incluidos los 5.000 euros de fianza que se pagaron para que Agustín saliera de la cárcel en 2008 y los 15.000 euros con que fue indemnizado por la cooperativa por despido improcedente.
LA DEFENSA PIDE LA ABSOLUCIÓN
La defensa, por su parte, pide la absolución para su cliente por entender que «no concurre el engaño bastante» y ha reprochado a la cooperativa y a los bancos «falta de diligencia inexcusable», aunque de forma subsidiaria pide un mes y quince días de prisión, al aplicar la eximente de drogadicción y las atenuantes de reparación del daño y dilación indebida del procedimiento.
La acusación particular, que representa los intereses de la cooperativa, eleva a cinco años y medio la pena de cárcel para el excontable y medio año de cárcel para la mujer, a la que considera cómplice de la estafa.