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La vista oral solo duró dos horas 16/10/2012junio 13th, 2017

Agustín B.R., de 35 años, acusado del tiroteo de Ugena (Toledo) en junio de 2010 contra un grupo de ocho jóvenes de esta localidad, ha proclamado su inocencia, ya que no recuerda nada de los sucedido. Durante su declaración en la primera jornada de la vista oral, que se sigue en la Audiencia de Toledo, el procesado ha culpado de su amnesia al autoconsumo de cocaína (de cuatro a seis gramos diarios, según ha dicho), de cannabis y de alcohol (entre una y dos botellas de whisky al día, ha indicado). La fiscalía reajó muchísimo la pena de 95 años a un máximo de 11 considerando que su afición a las drogas afectó gravemente sus capacidades y que las víctimas han cobrado ya la mitad de la indemnización. La acusación y la defensa se sumaron a la rebaja sustancial de la pena.

El acusado, que ha incurrido en contradicciones durante el interrogatorio de la fiscal, ha dicho también que no recuerda de dónde sacó el arma con la que efectuó los disparos, un subfusil automático del ejército de tierra, y que si hubiera sido consciente de que poseía este arma, la hubiera destruido en su negocio de reciclaje de chatarrería.


Por su parte, los jóvenes que recibieron las ráfagas y los disparos del subfusil han coincidido en señalar que el acusado les disparó sin mediar palabra desde un Audi TT descapotable a dos o tres metros de distancia sobre las dos de la madrugada del 4 de junio de 2010, cuando estaban charlando para planificar el fin de semana juntos en un aparcamiento del recinto ferial de Ugena.

Al final, el acusado cumplirá una pena que oscila entre un mínimo de cuatro años y un máximo de 11 años y tres meses de internamiento máximo.

En un juicio «insólito» y dos horas después de iniciada la vista oral, la fiscalía, que pedía inicialmente un total de 95 años de cárcel -11 años por cada uno de los ocho delitos de intento de asesinato y siete años y medio por tener un arma de guerra- cambió las conclusiones con una rebaja sustancial de la pena a la que se adhirieron la defensa y la acusación, que ya trataron de alcanzar un acuerdo el pasado mes de mayo.

Así, finalmente, la fiscalía ha dejado la pena por cada intento de asesinato en tres años y nueve meses de prisión y otros dos años y medio más por disponer del arma, que el acusado dijo no saber de donde había salido.

La fiscalía ha tenido en cuenta en su rebaja la adicción a la cocaína, al cannabis y al alcohol que consumía el acusado cuando ocurrieron los hechos y que le afectaron «gravemente» sus capacidades, por lo que ha aplicado la eximente incompleta por su adicción a las drogas.

También ha tenido en cuenta la fiscalía la declaración que han hecho las víctimas en el juicio al afirmar que han cobrado la mitad de la indemnización solicitada y que la otra mitad está depositada judicialmente, por lo que ha aplicado la atenuante de reparación del daño.

La indemnización que debe pagar el procesado se eleva a un total de 72.000 euros por los daños físicos y psíquicos ocasionados a los jóvenes por este episodio, del que no se conoce móvil, pues no se conocían de nada.

A los cuatro años de estar preso -el reo ha pasado ya más de dos años interno y ya no consume drogas tras un tratamiento de deshabituación en la cárcel- el tribunal revisará si se han cumplido los objetivos fijados, es decir, si el procesado sigue sin consumir sustancias estupefacientes y sigue rehabilitado.

De ser así, podrá salir del régimen de internamiento que ahora cumple en la prisión de Ocaña y de lo contrario seguirá en la cárcel, pero hasta un máximo de 11 años y tres meses.

Antes de que el juicio quedara visto para sentencia, la defensa del acusado ha dicho de su cliente que Agustín «es otro yo» distinto al de junio de 2010, al que ha agradecido el esfuerzo por haber superado las drogas y haber vuelto de nuevo a la «sociedad» y también ha dado las gracias a la fiscalía, a la acusación y a las víctimas por su comportamiento durante el proceso.

El acusado, que durante la vista oral ha insistido en que se consideraba inocente porque no recordaba nada de lo ocurrido, no podrá acercarse a las víctimas a menos de 500 metros durante diez años tras salir de la prisión y tampoco podrá disponer de licencia de armas durante cinco años y medio.

Se da la circunstancia de que la pena fijada ahora es coincidente con la propuesta que hizo a las partes el abogado defensor el pasado mes de mayo y que no se pudo llevar a efecto por renunciar el inculpado a su letrado, Marcos García Montes, que finalmente, ha vuelto hoy a defender a Agustín.

También el abogado de la acusación particular, que ha ejercido el alcalde de Carranque, Marco Antonio Caballero, quería desde un principio evitar el juicio para no hacer pasar a los jóvenes por un episodio que les ha dejado secuelas, no solo físicas, ya que alguno de los jóvenes todavía sigue en tratamiento psicológico.

Durante su declaración, Agustín ha proclamado su inocencia por no recordar nada de lo sucedido, aunque ha matizado que si lo llegó a hacer pedía perdón a las víctimas, un grupo de ocho jóvenes veinteañeros que se habían citado en un aparcamiento al aire libre de Ugena para planificar irse juntos el fin de semana.

Durante su declaración, el procesado ha culpado de su amnesia al autoconsumo de cocaína (de cuatro a seis gramos diarios), de cannabis (unos cinco porros diarios) y de alcohol, entre una y dos botellas de whisky diarias, además de cervezas, según ha dicho.

También ha afirmado que no recuerda de dónde sacó el arma con la que efectuó los disparos, un subfusil automático del Ejército de Tierra de la marca ‘Star’ con la inscripción ‘División Azul Cóndor’, y que si hubiera sido consciente de que estaba en posesión del arma la hubiera destruido en su negocio de reciclaje de chatarrería.

Por su parte, los jóvenes que recibieron las ráfagas y los disparos del subfusil con perplejidad y pensando que eran de fogueo, han coincidido en señalar que el acusado les disparó sin mediar palabra desde un Audi TT descapotable a dos o tres metros de distancia sobre las dos de la madrugada del 4 de junio de 2010, cuando estaban charlando para planificar el fin de semana juntos.

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