Los ediles que conforman el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Torrijos (Toledo), con el alcalde Juan José Gómez-Hidalgo al frente, han expresado su «repulsa unánime» ante las pintadas aparecidas en la fachada de la casa de su compañera Yolanda Castaño, concejal no liberada responsable del Empleo y la Atención Ciudadana en la localidad.
Según informa el Consitorio en nota de prensa, el alcalde de Torrijos ha condenado estos hechos, «que si bien ya llevaban alrededor de un año sin producirse, se habían repetido otras veces no sólo en viviendas de concejales del Partido Popular, familiares y afiliados sino también en otras zonas de la población, existiendo indicios, por el tipo de letra utilizada, de que el autor es siempre el mismo». Sostiene que «estamos ante un cobarde, una persona enferma que con estos actos piensa que hace daño pero más bien se lo hace a sí mismo», ha afirmado Gómez-Hidalgo, añadiendo que «Yoli es una concejal que viene haciendo su labor por Torrijos altruistamente desde hace seis años. Ni ella ni su familia ni nadie merecen esta ofensa. Por ello exijo que se abstenga el autor o autores de volver a hacerlo porque no consigue absolutamente nada, más que alimentar su ego enfermo de odio»
Afectada por lo ocurrido y tras conocer además que la vivienda de sus padres había amanecido también así, Yolanda Castaño ha lamentado «que te recompensen de esta manera el hecho de que dejes tu casa, tu familia por ayudar al pueblo; no lo entiendo, no me cabe en la cabeza», insistía.
Sobre la fachada de su casa podía leerse: «PP ladrones» y en la puerta del garaje «parece que han intentado pintar una esvástica».
Desde el equipo de Gobierno consideran que el encargado de perpetrar hechos de estas características demuestra no querer dialogar mediante los cauces del respeto sino sencillamente, y sin dar la cara, cobrar protagonismo, por lo que entienden que lo expresado de esta forma jamás puede tener validez para quienes creen en la democracia. No obstante, en el Ejecutivo local esperan que finalmente se haga justicia por el dolor que estos actos causan en familias torrijeñas y aprovechan para alertar sobre el peligro de generalizar una mala imagen para todo aquel que se dedica a la vida política, en tanto que esa carga puede llevar a las personas honestas a abandonar la dedicación por su pueblo.