El jurado popular que ha de emitir un veredicto sobre la culpabilidad o inocencia del acusado por el crimen del bar ‘Nelly’ de Talavera de la Reina ocurrido en junio de 2009 tendrá que determinar si Jesús H.I. planificó o no con su tío, ya fallecido, matar a Jesús Robles, que murió de los disparos que efectuó este pariente.
El juicio por el caso del bar ‘Nelly’ de Talavera es la segunda vez que se juzga por decisión del Tribunal Supremo, que ordenó su repetición, después de que el Tribunal Superior de Justicia de la región confirmara el primer veredicto de no culpabilidad para Jesús H.I., de 37 años tras los recursos presentados por el fiscal y la acusación particular.
Mientras que el fiscal y la acusación particular sostienen que el acusado y el tío urdieron un plan para matar a la víctima cuando salieron del bar la primera vez y fueron a la casa del tío a por las armas (una pistola, un puñal y una navaja cabritera) tras el primer incidente, la defensa insiste en que ni los testigos ni los peritos han arrojado luz para dilucidar sobre «lo esencial», que es probar sobre la intencionalidad de su patrocinado.
El fiscal ha mantenido que Jesús H.I. es autor de un delito de asesinato y de otro de tenencia ilícita de armas y solicita un total de veintitrés años de cárcel, pena que la acusación particular eleva a veintiocho por añadir la añadir la agravante de ensañamiento, ya que Juan H., el tío del acusado, efectuó cinco disparos, uno de ellos mortal de necesidad al alcanzarle el corazón.
La acusación particular, que representa a la madre del fallecido, ha planteado al jurado como alternativa que él procesado es cómplice de asesinado y pide quince años de prisión.
La defensa, que ha estado más de hora y media exponiendo sus conclusiones sobre el caso, solicita la absolución, pues, «no se puede condenar a nadie» en base a creencias y supuestos que no han sido probados, ya que ningún testigo vio que fueran a por las armas y volvieran al establecimiento para matar a Jesús Robles.
En su exposición ante el jurado popular, formado por seis mujeres y tres hombres, el fiscal se ha centrado en las «contradicciones evidentísimas» y las «mentiras» del acusado y de los testigos, que han cambiado su declaración inicial para echarle la «culpa al muerto», ha dicho en alusión al tío, que murió en la cárcel de un infarto antes del primer juicio celebrado en 2011.
El fiscal también se ha apoyado en lo dicho por una perito en el sentido de que el acusado era consciente de lo que hacía, que recordaba los hechos a pesar de que Jesús dijera que estaba borracho.
La acusación particular, por su parte, ha cuestionado la versión del acusado que dijo que llevaba el puñal, de veinte centímetros de hoja, porque portar armas blancas es una costumbre de la etnia gitana a la que pertenece y se ha preguntado si es normal que alguien lleve un arma de esas características en el mes de junio sin que nadie se diera cuenta.
La defensa, por su parte, ha insistido en que «nada de lo que han dicho los testigos demuestra que mi cliente se pusiera de acuerdo con su tío para acabar con la vida de la víctima», es más, ha señalado, ni siquiera sabía que su tío llevara una pistola.
Mañana, las partes personadas en la causa se reunirán con el presidente magistrado del jurado para elaborar el objeto del veredicto (el cuestionario que ha de responder el jurado) que servirá para pronunciarse sobre la culpabilidad o no culpabilidad del acusado, que está en libertad.