Primero, emoción; segundos más tarde, respiraron más tranquilos cuando comprobaron que el niño de 2 años que desapareció el domingo por la tarde en Ocaña (Toledo) estaba dormido, tumbado en el suelo, «con la cara y la ropa llenas de polvo», pero vivo.
Se lo ha contado en primera persona a encastillalamancha.es uno de los agentes medioambientales (prefiere mantener el anonimato) que lo encontraron después de varias horas de búsqueda y prácticamente de casualidad, cuando sus compañeros fueron a buscarle con el coche, ya que se habían dividido de forma individual a la hora de rastrear por zonas, el conductor encendió las luces largas y…
«Estaba dormido pero se levantó y vino hacia nosotros…»
«Ahí estaba, a unos 20 metros de nosotros, se levantó y vino hacia nosotros, le cogimos y le llevamos al coche. En el trayecto se bebió un litro de agua. De inmediato se lo devolvimos a su abuela, imagínate la emoción…».
Todo había comenzado unas horas antes, «cuando a las once y media de la noche nos avisaron para intervenir en la búsqueda. Llegamos a las 12 y empezamos a buscar por un camino que tiene un barranco tanto a la derecha como a la izquierda, en una zona de monte con una vegetación muy densa. Así estuvimos durante una hora y media, pero nos pareció raro que un niño de dos años se hubiera metido por ahí, lo más lógico es que hubiera seguido por el camino y hacia adelante».
El niño había desaparecido cuando se encontraba con su abuelo y este lo perdió de vista apenas un momento. «El abuelo intuyó que se podía haber metido por el monte, pero no, se fue por el camino, cogió una curva y ya no lo volvió a ver».
[ze_summary text=»Le encontramos donde al niño le llevaban a tirar piedras, donde parece ser que a él le gustaba ir…»]Le encontramos donde al niño le llevaban a tirar piedras, donde parece ser que a él le gustaba ir…[/ze_summary]
Entonces, siguiendo la lógica, cuatro de los Agentes Medioambientales siguieron por una carretera de piedra y se dividieron, unos por la parte superior y otros por la inferior. Como no lo encontraban, nuestro interlocutor decidió separarse e irse solo. «Sobre las dos y pico de la madrugada me llaman los compañeros para preguntarme que dónde estoy, que vienen a buscarme. Fue entonces cuando llegaron y al irnos, cuando pusimos las luces largas del coche le vimos ahí, a unos 20 metros de nosotros…».
Con tan solo dos años había recorrido nada menos que tres kilómetros, lo cual resulta impresionante.
Falta aún un detalle más: «Uno de los familiares luego nos contó que el lugar donde le encontramos era donde al niño le llevaban en ocasiones a tirar piedras, donde parece ser que a él le gustaba ir…».
Por fortuna, el final fue feliz.
Además de los Agentes Medioambientales, en el operativo participaron miembros de la Policía Local de Ocaña, de los Bomberos, de Protección Civil y de la Guardia Civil, además de varios voluntarios.