El juzgado de lo contencioso-administrativo nº 2 de Toledo, tras considerar de suma importancia el interrogatorio efectuado por el abogado del Defensor del Paciente, Carlos Sardinero, a la perito de la aseguradora, ha dictado sentencia por la que condena al Sescam a indemnizar en 40.000 euros a los familiares de un paciente que falleció a consecuencia del retraso diagnóstico de una infección por legionella.
El paciente, de 66 años de edad, diagnosticado de leucemia linfática crónica estadio B de Binet, después de recibir tratamiento de quimioterapia, en diciembre de 2007 ingresó en el Servicio de Urgencias del Hospital General Universitario de Guadalajara por presentar fiebre de 38,5ºC, tos no productiva y quebrantamiento del estado general, donde una radiografía de tórax determinó que se observaba una dudosa imagen en base derecha, informa el Defensor del Paciente en nota de prensa.
«La situación clínica y los hallazgos clínicos y radiológicos eran concordantes con el juicio diagnóstico de neumonía. Sin embargo, no se consideró esta posibilidad y se inició tratamiento para fiebre en el paciente neutropénico sin foco, cuando sí que existía evidencia clínica de foco infeccioso: el pulmonar», destacan en el comunicado.
Lo más novedoso es que la sentencia considera de suma importancia el testimonio de la perito de la codemandada durante el juicio para determinar la condena. Así señala que «a preguntas del letrado de la parte recurrente como el hecho de ser un paciente con una patología tan compleja habría aconsejado que se le hubiera hecho una radiografía una vez que se sabía que era un paciente en una situación de grave riesgo y con múltiples patologías; explicó claramente la perito que se le podía haber tratado mejor aunque duda que eso hubiera aumentado las posibilidades de supervivencia. Reconoce que haber cambiado el tratamiento antibiótico con alguna anticipación era posible que hubiera ido algo mejor y tenía más posibilidades de curación».
Por otro lado, reconoce incluso que se hicieron algunas pruebas con 48 horas de retraso antes de lo que realmente se hizo y que «posiblemente, el paciente no murió por legionella sino por fallo multiorgánico consecuencia de la neumonía y derivada de su mal estado general«.