La forense que hoy testificó como perito en el juicio que se sigue en Toledo con jurado popular por la muerte de Gregorio L.L. en agosto de 2006 en Navahermosa (Toledo), cree improbable que la herida que le provocó el fallecimiento se produjera de forma accidental durante el forcejeo con uno de los acusados, Clemente P.G., de 56 años.
La forense, que acudió a la sala de vistas en representación del compañero fallecido que hizo el informe de autopsia, ha explicado que la única herida mortal que presentaba el cadáver del finado es «compatible» con la barra de hierro que supuestamente le clavó Clemente «con gran fuerza» y que la herida tiene trayectoria ascendente, es decir, de abajo a arriba.
La perito ha precisado, además, que si la herida mortal, por desangramiento de la arteria renal, se hubiera producido durante el forcejeo entre el acusado y la víctima mientras tiraban cada uno de un extremo de la barra, como dijo ayer el inculpado, la herida «hubiera sido más horizontal» y que se requiere «algo más que inercia» para producirla.
Aunque la víctima tenía también hematomas en la cabeza y en el puño, la forense ha precisado que la única herida mortal fue la del costado, que tenía una profundidad de veinte centímetros, que le produjo una hemorragia interna al haber alcanzado la arteria renal.
Por su parte, los peritos de la Guardia Civil que analizaron la barra y el cuchillo que se esgrimió en la escena del crimen han dicho a través de videoconferencia que los restos de sangre hallados en la barra de hierro «era de Clemente y no de Gregorio», lo que las acusaciones atribuyen a que el arma se lavó tras el suceso, en el que resultaron heridos todos durante la pelea.
En la segunda sesión prestaron declaración también quince testigos, la mayoría parientes y amigos de alguna de las partes, aunque el presidente magistrado del jurado, Manuel Gutiérrez, dejó claro que no se iban a tener en cuenta los testimonios que narraron unos episodios ocurridos semanas antes a estos hechos, por los cuales la familia de la víctima fue denunciada en dos ocasiones por parte de la de los acusados.
La pelea que desencadenó la muerte de Gregorio ocurrió sobre las ocho de la tarde del 4 de agosto de 2006 en la travesía de Navahermosa y que se desarrollo entre cuatro personas, padres e hijos de dos familias diferentes.
Por un lado estaban los dos acusados, Clemente y su hijo José Alberto (conocidos como ‘Los Chavea’) y por otra la víctima y su hijo Gustavo, (‘Los Chuscos’), éste último también acusado en este procedimiento por una falta de lesiones.
La pelea «daba miedo», fue de «mucha violencia», dijo un testigo, Julián T.M., que vio la bronca desde un bar próximo y que ese día se encontraba accidentalmente en Navahermosa para ver unas viviendas.
Este testigo vio como los acusados golpeaban a Gregorio y que José Alberto rompió los cristales del vehículo de la víctima cuando ésta estaba a punto de desvanecerse en el interior del todoterreno en el que intentó huir.
Durante el juicio ha quedado patente la enemistad entre la familia de los acusados y la de la víctima y varios testigos citados por las defensas relataron varios incidentes ocurridos semanas antes de estos hechos cuando Gustavo disparó dos tiros al vehículo de José Alberto porque había entrado en unas tierras propiedad de ‘Los Chuscos’.
También testificó Leticia, hija de Clemente y hermana de José Alberto, quien se refirió a las amenazas de muerte e insultos que recibían en su casa desde el teléfono de la fábrica de quesos propiedad de la familia de la víctima, quienes querrían dar muerte a los acusados, según refirieron varios testigos.
La vista se reanuda esta tarde con la recreación de los hechos y mañana serán las conclusiones definitivas de las partes.
VERSIONES CONTRADICTORIAS
El testimonio que dio cuatro meses después de los hechos Clemente P.G., de 56, años, acusado de matar con una barra de hierro a Gregorio L.L., en Navahermosa (Toledo) el 4 de agosto de 2006, está en contradicción con lo que el procesado declaró ayer durante la vista oral.
Durante la reconstrucción de los hechos que se hizo en Navahermosa en diciembre de 2006 y que hoy se ha reproducido para el jurado popular en la sala de vistas de la Audiencia de Toledo, Clemente dijo entonces que le pinchó en el costado con la barra de hierro (el gato de un coche de la víctima) después del forcejeo.
Esta declaración de Clemente hecha en el lugar de los hechos cuatro meses después del suceso y que se hizo en presencia de la jueza, el fiscal y los abogados de las partes, está en contradicción con lo que ayer declaró el acusado en la vista oral cuando dijo que la barra se la clavó de forma accidental la víctima durante el forcejeo que ambos mantuvieron y cuando sujetaban la barra cada uno por un extremo.
Antes de que mañana se inicie la tercera sesión con la exposición de los informes definitivos, las partes han elevado a definitivas sus conclusiones.
Así, el fiscal ha mantenido su petición de doce años de prisión por homicidio para Clemente y otros tantos para su hijo, José Alberto, de 25, mientras que acusa al hijo del fallecido, Gustavo L.M. de una falta de lesiones, y quien también se sienta en el banquillo de los acusados.
La acusación particular eleva la pena por el delito de homicidio para padre e hijo a trece años, mientras que las defensas han mantenido la inocencia de los acusados y piden la libre absolución, aunque han introducido como alternativa la atenuante de dilación indebida del procedimiento al haber transcurrido más de cinco años hasta la celebración del juicio