Eran las 22.30 horas del lunes 28 y tenían un disgusto de órdago. Porque el incendio intencionado de tres vehículos en otras tantas zonas de la localidad (al final ardieron cuatro al estar pegados dos de ellos) les había traído de cabeza durante las últimas horas. De hecho, hicieron incluso guardia en la puerta del ayuntamiento, en la Plaza Mayor, mientras que los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local trataban de localizar al individuo del que sospechaban que podía haber sido el autor de los hechos.
Apenas unos minutos antes se estaba celebrando en el Ayuntamiento de La Puebla de Montalbán una comisión informativa en la que, entre otros asuntos, se trataba sobre un tema de seguridad. De ahí que entre los presentes, además del alcalde, el «popular» Juan Carlos Camacho, se encontrara el jefe de la Policía Local. Una llamada a éste les alertó de lo que podía estar ocurriendo, ya que le comunicaron que había un vehículo ardiendo en la conocida en el pueblo como calle de las Monjas (por estar allí el convento de las Concepcionistas), tal y como confirmó a encastillalamancha.es el teniente de alcalde, Ángel Cabanillas.
De inmediato suspendieron la reunión y se trasladaron al lugar de los hechos, porque las llamas podían incluso llegar al edificio en cuyas proximidades estaba el coche que ardía, con el peligro que conllevaba. Fueron incluso algunos de los concejales quienes, a la espera de que llegaran los bomberos, bajaron extintores del propio ayuntamiento para tratar de sofocar el fuego, lo que fue imposible debido a que el caucho de las ruedas había prendido lo suficiente como para que se hiciera necesaria la intervención de los bomberos con medios más adecuados.
Como se comprobaría después, alguien había accedido al interior del vehículo primero, había hecho un «puente» (manipularlo para ponerlo en marcha), había metido la marcha atrás y dejado que se empotrara contra una fachada. Y, supuestamente, por último lo había quemado utilizando gasolina. Por fortuna, los bomberos llegaron a tiempo de extinguir las llamas antes de que éstas se propagasen al edificio colindante.
Prácticamente con unos minutos de antelación, otro vehículo había ardido casi en las mismas circunstancias en un descampado próximo a la calle San Francisco. Y cuando todavía tenían el susto encima (ya habían comprobado que los incendios habían sido intencionados) una tercera llamada les advirtió de que en la calle San José se repetía la misma escena. Otro coche ardiendo con una separación de apenas unos minutos.
A partir de ese momento tanto los agentes de la Guardia Civil como de la Policía Local comenzaron a patrullar calle por calle para ver si localizaban a la persona que pensaban podía haber sido la autora de tales desmanes. Mientras, tanto el alcalde como algunos de sus concejales trataban de averiguar, en las gasolineras cercanas, quién podía haber comprado gasolina en lata durante las últimas horas.