Los hechos tuvieron lugar en enero de este mismo año, cuando tres individuos entraron en una casa en Tarancón (Cuenca) y fueron descubiertos por el hijo de los propietarios. Ni cortos ni perezosos, el joven fue atado de pies y manos y cubrieron su cabeza con una sudadera. Ahí empezó su verdadero calvario.
Porque una vez que fue inmovilizado, los asaltantes le amenazaron de muerte y le golpearon con una pistola mientras le preguntaban dónde se encontraba la caja fuerte. Una vez que la hallaron, robaron los 3.000 euros que había en su interior, además de otros 1.050 euros, joyas valoradas en 7.000 euros y un teléfono móvil que hallaron en las habitaciones de la casa.
Una vez que se fueron, dejaron en esas mismas condiciones al joven, quien al final pudo salir a la calle y pedir auxilio a un policía local de la localidad, para poco después ser atendido por los servicios sanitarios.
La Guardia Civil comenzó sus investigaciones e identificó a una persona en Leganés (Madrid), de nacionalidad nigeriana y dueño de un locutorio, como presunto autor de un delito de receptación tras comprar y vender algunos de los efectos sustraídos. Lo mismo sucedió poco después con otro ciudadano de nacionalidad marroquí, quien también fue detenido.
La operación, a la que se denominó «Esparragom», culminó con cinco detenidos: los tres asaltantes y los dos que compraron la mercancía robada.