sábado, 23 de noviembre de 2024
El incendio de los neumáticos en Seseña 19/05/2016junio 7th, 2017

Los bomberos que trabajan en el incendio del vertedero de neumáticos de Seseña (Toledo) calculan que la emisión de humos se reducirá notablemente en tres días, y defienden el método que están utilizando como el más adecuado para evitar la contaminación del suelo y de los acuíferos.
El oficial director Técnico de Bomberos del Consorcio de Toledo, Pedro Antonio Ruiz, que dirige las tareas de extinción, ha dicho que es previsible que en tres días se reduzca considerablemente la emisión de humos aunque es prácticamente imposible determinar cuando quedará extinguido el incendio.

En este momento, la actividad del incendio es baja, ya que hay ausencia de llama en casi un 80 % de la superficie afectada, ha comentado Ruiz, aunque ha advertido que la combustión es muy lenta porque hay una parte encima de toda la parte quemada y había alturas de hasta 15 y 20 metros de neumáticos apilados.


Todos esos residuos, las cenizas más todo el material metálico de los anillos y del mallado que tenía cada uno de los neumáticos, ha quedado encima y eso provoca que la combustión del poco material que queda abajo vaya mucho más lenta, ya que no hoy ventilación suficiente para que arda con facilidad, ha precisado.

Ruiz ha defendido la estrategia que se ha seguido para combatir el incendio, en el que se optó desde el inicio por no lanzar ni agua ni espuma a las llamas, para evitar una contaminación del subsuelo y de los acuíferos.

En este sentido, ha explicado que los bomberos del Consorcio de Toledo y los de la Comunidad de Madrid hicieron dos ensayos en una cuadrícula de 10 por 10 metros en la que se echó espuma y agua, y sus resultados permitieron determinar que de haberlos utilizado el incendio hubiera seguido vivo y ardiendo.

Por lo tanto, se desestimó ese sistema de extinción y ni siguiera llegó a plantearse estudiar cuál sería el coste medioambiental, porque no iba a ser efectivo.

Su ineficacia se volvió a poner de manifiesto en otro ensayo que hicieron los bomberos de la Comunidad de Madrid, en el que utilizaron más cantidad de espuma, mucha más agua y muchos más litros de humectante, con un resultado similar: «a las dos horas volvió a arder otra vez», ha apuntado Martín.

Así, desde el primer momento se desestimó lanzar agua o espuma, porque aunque iba a propiciar una bajada las calorías y de los focos, en cuanto se perdiera esa refrigeración o esa sofocación el material volvería a arder otra vez.

Además, Martín ha comentado que se retrasaría considerablemente la extinción «y se generaría una contaminación de acuíferos y subsuelo grandísima», y eso es lo que se ha intentado evitar desde el primer momento.

Por ello, no se han utilizado ni agua, ni humectantes, ni espuma como agentes extintores, entre otros motivos por las dimensiones de la parcela, porque no existen medios que puedan alcanzar distancias de 80 o 90 metros como las que hay en el vertedero de Seseña.

Martín ha precisado que los hidroaviones solo trabajaron el primer día para retardar el avance de las llamas hasta que diera tiempo a hacer los cortafuegos.

Según Martín, por mucho que se retrase el incendio éste sigue propagándose por debajo de los neumáticos, porque hay huecos, pero se intentó que el frente de llamas se redujera con el lanzamiento de agua en esas primeras horas.

Sin embargo, el segundo día ya no hubo ningún medio aéreo, porque se entendió que no era necesario y que iba a ser totalmente ineficaz para apagar el incendio, ha señalado Martín, que ha añadido: «Había que dejarlo arder libremente, porque era como menos daño medioambiental se podía generar».

Tampoco se ha usado líquido retardante, ha indicado Martín, que ha destacado que el éxito de la intervención es que se movilizó maquinaria pesada inmediatamente, que llegó con celeridad y que hizo cortafuegos de entre 60 y 80 metros de ancho en lugares estratégicos.

«El retardante no extingue», ha afirmado Martín, que ha dicho que podría haberse utilizado en una situación de continuidad para que el fuese más lento, pero en este caso, los trabajos «se hicieron en el momento justo» y cuando llegó el frente de llamas estaban los cortafuegos dispuestos «y eso es lo que paró el incendio».

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