sábado, 30 de noviembre de 2024
La Fiscalía pide 20 años de cárcel para cada acusado 13/10/2015junio 7th, 2017

La vista oral del juicio contra dos hermanos acusados de matar a un tercero en 2012 en Campillo de Altobuey (Cuenca) ha comenzado hoy martes con la declaración de los acusados, que han negado haber disparado sobre la víctima ni haber tenido una pelea previa a la muerte.
Sí han reconocido ambos, a preguntas del fiscal, que el acusado les hacía «la vida imposible» y que «insultaba y pegaba» al resto de miembros de la unidad familiar, formada por los tres hermanos y sus padres.

La Fiscalía pide 20 años de cárcel para cada uno de los acusados por un delito de asesinato con el agravante de parentesco, además de una indemnización de 112.000 euros para la madre de los tres implicados.


El ministerio público sostiene que los dos hermanos Diego y Rubén M.N. golpearon a su hermano la noche del 18 de julio y poco después, aprovechando que estaba ebrio, le dispararon dos veces en la cara con una escopeta de caza, entre las 3 y las 4 horas del 19 de julio.

La defensa, por su parte, ha recordado al jurado que hay un autor «confeso» de los hechos, el padre de los tres implicados, que se suicidó en septiembre de 2013.

Y ha sostenido que la hora de la muerte es posterior a las 10 de la mañana del 19 de julio y que Diego y Rubén no tomaron parte alguna en ella ya que estaban en sus respectivos trabajos.

Buena parte del interrogatorio ha girado en torno a los restos de pólvora encontrados en la ropa de los dos acusados y sus padres y que, según el fiscal, tienen que deberse a que se encontraban cerca de la víctima cuando se efectuaron los disparos.

Sin embargo, la defensa ha preguntado por la posibilidad de que la pólvora se hubiera transferido después de la muerte, cuando limpiaron la habitación o tocaron a su padre con esas prendas.

También ha inquirido que en las manos del fallecido había restos de pólvora y que en el examen médico de los dos acusados no se encontró ninguna huella del uso del arma, pero el padre sí presentaba una contusión en el hombro que podría estar causada por el retroceso de la escopeta.

El ministerio público ha hecho hincapié en el estado de embriaguez de la víctima cuando sucedieron los hechos y Diego ha reconocido que su hermano mayor se tomaba una garrafa de cinco litros de vino «que compraba en la cooperativa» cada día y medio o dos días.

La vista oral prosigue esta tarde y mañana, miércoles, con la declaración de una veintena de testigos, entre ellos madre de los implicados, y las pruebas periciales.

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