Los agentes del Seprona que hicieron el informe técnico sobre el incendio de Guadalajara en 2005 han declarado en la Audiencia Provincial de Guadalajara en la segunda jornada del juicio sobre este fuego, en el que murieron 11 miembros de un retén y se quemaron casi 13.000 hectáreas.
«EL CAMPO DE CEREAL NO FUE EL ORIGEN DEL FUEGO»
El equipo de guardias civiles, formado por tres expertos, ha asegurado que los indicios evidenciaban que el fuego empezó en la zona de las barbacoas, en contra de lo manifestado ayer por los tres excursionistas acusados.
Los agentes han rechazado la teoría formulada ayer por los acusados, que dijeron que el fuego no se inició en la barbacoa que estaban preparando en el paraje conocido como la Cueva de los Casares, sino en un campo de cereal situado a 40 metros. En este sentido, los peritos han señalado que no encontraron ningún indicio en dicho campo de que pudiera haber sido el foco donde se inició el incendio, y consideran el campo de cereal como una «zona de evolución».
Han relatado que el fuego tampoco podía ser circular -tal y como sostuvieron ayer los acusados- porque había viento, que no hallaron cristales en el campo que pudieran haber provocado un fuego y han rechazado la idea de que una pavesa volara desde una de las barbacoas a la zona de rastrojos. A pesar de ello, a preguntas del abogado de la defensa, han reconocido que no llegaron a encontrar el método de ignición que prendió el fuego en la barbacoa, sin determinar si fue una brasa, una pavesa, un papel o una colilla.
El testimonio de los tres guardias civiles ha contrastado la declaración prestada ayer por los acusados y, en concreto con la de Marcelino H., el excursionista que se declaró responsable del control de la barbacoa.
«NO ERA UN BUEN DÍA PARA HACER BARBACOAS»
Por su parte, los peritos que realizaron la investigación que los días 17, 18 y 19 de julio de 2005 ya desestimaron la posibilidad de que el fuego comenzara en el campo de cereal y certificaron en su informe que, de acuerdo con las evidencias físicas dejadas por el fuego -quema de gravillas y grado de carbonización-, había una quema de salida en la zona de barbacoas. «El fuego se abrió como una lengua buscando combustible», ha sostenido uno de los expertos, que ha añadido que el pasto y la hierba que había en la zona eran «inflamable al 100 por 100».
Finalmente, uno de los auxiliares técnicos que participaron en la extinción, Dionisio López, ha ratificado la teoría de que el rastrojo «empujado por el fuerte viento» hizo que el fuego se expandiera muy rápido e hizo «imposible» que pudieran sofocarlo los excursionistas. «Las condiciones ese día eran gravísimas y no era un buen día para hacer una barbacoas», ha concluido López.
El juicio continúa con la declaración de varios peritos y testigos.