Supuestamente amordazaron al galgo y luego le apuñalaron en el corazón con un cuchillo o similar causándole la muerte. No se contentaron con eso, no, porque además le arrancaron el microchip identificativo y metieron el cadáver, con signos evidentes de violencia, en el interior de una bolsa.
El pobre animal fue encontrado en Fuensalida (Toledo) el martes 9 por un grupo de voluntarios que se dedica a asistir a perros abandonados y la asociación BaasGalgo ha puesto la correspondiente denuncia tanto en la Guardia Civil como en la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural.
Piensan, además, que los hechos pueden tener un carácter vengativo hacia la labor de los voluntarios, «puesto que los comederos y bebederos que se colocan para asistir a los numerosos galgos que vagan por las proximidades se hallaron repletos de heces humanas y papel higiénico», tal y como han señalado los responsables de BaasGalgo.
Recalcan que la práctica de matar galgos cuando finaliza el período de caza o cuando han dejado de ser útiles a sus dueños continúa siendo habitual en España. «Y Castilla-La Mancha y Madrid sufren numerosos abandonos, maltratos y sacrificios de galgos».