Pasaban 20 minutos de las nueve de la noche del sábado 5 de octubre de 2013 cuando tres individuos, con las caras tapadas y portando armas de fuego, entraron en un establecimiento de la cadena Mercadona, en Yuncos (Toledo) y después de amenazar a clientes y empleados consiguieron un botín de 2.442 euros. No acabó ahí la «aventura», porque cuando salían se encontraron con la Guardia Civil, a uno de cuyos agentes hirieron de gravedad. De hecho, pudo salvar la vida, pero a la causa de las heridas se quedó parapléjico. De hecho, se le reconoció un grado de discapacidad del 84 por 100. El atraco a un supermercado salió muy caro.
El juicio, que comienza el martes 16 y que se prolongará, en principio, durante siete días, se celebrará en la Audiencia Provincial de Toledo a partir de las nueve y media de la mañana. Y el fiscal pide para los tres penas de más de 50 años de cárcel por diferentes delitos, entre ellos el del presunto intento de asesinato en grado de tentativa al disparar a dos guardias civiles.
Los tres autores se repartieron las funciones en el atraco a un supermercado
Según el escrito de acusasión de la Fiscalía, los tres acusados, quienes responden a las iniciales A.G.C.R., J.M.C.P. y M.A.S.D., había hecho amistad y a partir de ahí tramaban la realización de delitos, por lo que se repartían tanto las funciones como los beneficios.
Fue en abril de 2013 cuando tras cumplir condenas anteriores, se volvieron a juntar y a planear. Hasta que decidieron que el 13 de octubre de ese mismo año intentarían atracar el Mercadona de Yuncos, por lo que un día antes uno de ellos, J.M.C.P., fue sobre las nueve de la noche como un cliente más para perfilar los últimos detalles para la ejecución del plan, comprobar la hora de cierre, la ubicación de las cajas registradoras y de la oficina, así como las funciones de los empleados.
[ze_summary text=»Dispusieron las precisas armas de fuego y las cargaron con la munición necesaria, asumiendo que su uso por cualquier de ellos sería preciso tanto para intimidar a los empleados y clientes como para protegerse»]Dispusieron las precisas armas de fuego y las cargaron con la munición necesaria, asumiendo que su uso por cualquier de ellos sería preciso tanto para intimidar a los empleados y clientes como para protegerse[/ze_summary]
Esa misma noche, en casa de aquél «y con pleno conocimiento de la procesada M.F.S.A., su compañera sentimental, quien habría de ofrecerles cobertura para la ejecución del hecho, y dispusieron los medios necesarios para la ejecución del plan. Dispusieron las precisas armas de fuego» y las cargaron con la munición necesaria, «asumiendo que su uso por cualquier de ellos sería preciso tanto para intimidar a los empleados y clientes como para protegerse, aceptando los menoscabos físicos e incluso la muerte de terceros». También tenían «las caretas que habían comprado, chalecos antibalas, gorros, gorras y guantes con los que habrían de intimidar y para que no los identificaran».
A las 21.21 horas entraron en el supermercado y J.M.C.P. se fue directamente hasta una de las cajas, donde estaba la gerente, y cogiendo del cuello a uno de los empleados, quien trató de revolverse, por lo que fue amenazado con un «encima te pones así, no te pongas chulo y estate quieto que te mato», encañonándolo por la espalda y llevándose a los dos a la oficina, exigiéndola a ella que le diera todo el dinero, «aue no se dejara nada o la mataría».
[ze_summary text=»Encima te pones así, no te pongas chulo y estate quieto que te mato»]