sábado, 23 de noviembre de 2024
Abandonadas en Ciudad Real 13/06/2016junio 7th, 2017

Son dos podencas, Raíz y Tierra, madre e hija, que han sido protagonistas de uno de los casos de maltrato animal más graves de los que han visto en la protectora La Bienvenida, en Ciudad Real, en sus 35 años de historia. Podrían no sobrevivir después de una vida de golpes, soledad… Y de comer sus propios excrementos.

Es, como afirman los responsables de la protectora de animales La Bienvenida, en Ciudad Real, en las redes sociales, «uno de los peores casos de maltrato y abandono que hemos visto en los 35 años de vida de esta asociación».


O, lo que es lo mismo, «dos podencas (Raíz y Tierra) que el 11 de junio tiraron desde una furgoneta en marcha en la zona de la Universidad de Ciudad Real, llevaban la matrícula tapada, querían deshacerse sin dejar huella de estas dos pobres criaturas».

No pueden estimar de momento la edad que tienen, «pero creemos que podrían ser madre e hija. Lo que sí sabemos es que han sufrido una vida de dolor, de golpes, de soledad… Sus ojos, marrones los de la mami, azul verdoso los de la hija, nos cuentan que recibían golpes, que las heridas llevan muchos años doliendo, que el ser humano les da auténtico terror (pues de él solo recibieron crueldad) y, lo peor, es que seguramente no vivan solas. Es posible que aún queden almas en ese infierno creado por el bárbaro que duerme tranquilo teniendo esclavizadas y secuestradas a saber cuántas preciosidades como ellas para disfrutar de sus días de montería».

«SEGURAMENTE EL ÚNICO ALIMENTO QUE TENÍAN ERAN SUS PROPIAS HECES»

Desde la protectora afirman, en su página de Facebook, que «sus huesos nos hablan de que no comían, que seguramente el único alimento que tenían eran sus propias heces, que vivían encerradas sin apenas luz, sin poder escapar, sin esperanza alguna… Solo resignación y a la espera de que viniera a visitarlas la dulce muerte a la que estaban condenadas si nadie las ayudaba».

Porque «su piel delata enfermedad, apenas hay pelo que cubra sus ahora delicados cuerpecitos, el temblor es continuo y las heridas y costras se cuentan en decenas. Raíz y Tierra tienen ahora un largo y duro camino por recorrer para su recuperación, y es posible que incluso no sobrevivan».

Ya han recibido la visita de un veterinario «que tanto les hacía falta, ya tienen comida, agua y personas que lucharán por sacarlas adelante. El mundo tiene que saber que existen, que están ahí y que ellas y muchos como ellas necesitan que algo en la mente del insensible y despiadado ser humano cambie».

La Bienvenida pide ayuda, «necesitarán una casa donde poder recuperarse, necesitan ver el lado bueno de las personas, sentir lo que es una caricia…».

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