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El vicario general de la diócesis: "Está estigmatizado" - 19 marzo 2019 - Guadalajara

El Obispado de Sigüenza-Guadalajara ha apartado al religioso agustino Celso García Hernández como párroco de los 15 pueblos del Señorío de Molina donde ejercía tras cumplir condena por abusos a menores mientras estaba en su congregación en Madrid, pese a admitir que desde que está aquí, se le ha hecho «un seguimiento» y «nunca se ha detectado nada inadecuado en su comportamiento».

Así lo ha manifestado el propio vicario general de la diócesis, Agustín Bugeda, tras señalar que el hecho de que se le admitiera era también «para cumplir una terapia», tras ser condenado, según desvela el diario El País, por conductas inapropiadas con menores.


Según Bugeda, en la diócesis se le acogió por petición expresa de la Congregación a la que pertenece y «por razones humanitarias«, ha dicho, ya que su madre, natural de esta provincia y fallecida recientemente, se encontraba «muy delicada y él llegó a cuidarla».

Sin negar la gravedad de los hechos ni la condena, el vicario ha insistido en que «ha sido una misión humanitaria para que cuidara a su madre en sus últimos días».

El párroco depende de nuevo de su Congregación Provincial

En todo caso, según el vicario, a partir de este momento el monje pasará a depender de nuevo de su Congregación Provincial, tras insistir en que el tiempo que lleva como párroco no han «detectado nada inusual».

Bugeda ha condenado estos hechos pero ha reconocido que si bien con cualquier persona que comete cualquier tipo de delitos se trabaja para que se reinserte en la sociedad, cree que también debe haber reinserción en este caso, como se ha hecho, «con la cautela, prudencia y acompañamiento», ha dicho.

También ha recalcado que ha sido una acogida temporal solicitada por la Congregación que será ahora la que actúe en consecuencia.

En cualquier caso, el vicario comprende la preocupación que este hecho ha podido generar y por eso es por lo que han decidido retirarlo «inmediatamente» de los pueblos que llevaba en la comarca del Señorío de Molina de Aragón, incidiendo en que trabajaba con otro párroco, Sergio, y que siempre tuvo un seguimiento.

«Estaba rehaciendo su vida y, ahora, otra vez vuelve a otra cárcel, está estigmatizado», ha señalado en términos metafóricos tras reconocer que muchos de los que hasta ahora no sabían hada de estos hechos, ahora ya lo saben, ha concluido.

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