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sábado, 1 de febrero de 2025
Foto de archivo de un agente de la Guardia Civil.
Foto de archivo de un agente de la Guardia Civil.
Hasta en los entierros - 01 febrero 2025 - Toledo

«Cruzo los dedos para que el siguiente no sea yo». Esta frase la repiten vecinos de la comarca de Torrijos, en la provincia de Toledo, desde la rabia y el miedo ante los robos que desde hace ya meses están sufriendo en sus casas, coches, comercios e, incluso, en sus cementerios y en su alumbrado público.

Tanto es así que los vecinos se han organizado en grupos de WhatsApp para avisarse de cualquier movimiento sospechoso, como han hecho en Los Cerralbos, o para recoger firmas, como en el municipio de Domingo Pérez, para reclamar medidas inmediatas contra la delincuencia.


De esa rabia y de ese miedo están siendo testigos necesarios alcaldes de una comarca que agrupa a 47 municipios con una población total de casi 100.000 habitantes, que de un tiempo a esta parte denuncian la inseguridad creciente en sus localidades y exigen una mayor presencia de la Guardia Civil, competente en este territorio.

Un equipo de EFE ha recorrido algunos de los pueblos de una comarca austera en su paisaje, situada entre las dos ciudades más importantes de la provincia –Toledo y Talavera de la Reina-, salpicada de cultivos de cereal, algún viñedo y olivo, y con una pequeña industria que se asoma sobre todo en municipios más grandes, como Torrijos o La Puebla de Montalbán.

Desde los 2 habitantes censados en Illán de Vacas hasta los 14.099 de Torrijos, la seguridad de esta comarca está en manos de la Guardia Civil, que según recalcan los alcaldes no cuenta con un puesto principal -que al menos tuviera 50 agentes-, sino con otras instalaciones inferiores, muy diseminadas y con horarios que no cubren el 24/7.

Hasta en los entierros

A Los Cerralbos (425 habitantes) se puede acceder desde la autovía por un camino de tierra que, a la postre, también es una ruta de senderismo. Los «malos» la conocen y la utilizan como vía de escape para llegar rápidamente a la carretera principal y ganar terreno a la Guardia Civil.

En este pueblo han robado hasta el cable de su tendido eléctrico e, incluso, los delincuentes han aprovechado un entierro para entrar en las casas de los vecinos mientras estos acompañaban el féretro hasta el cementerio.

Su alcalde, Andrés Gómez, un bombero de Madrid, llegó al pueblo por casualidad, le gustó y se instaló allí después de los atentados del 11M, aunque sigue trabajando en la capital. Quería hacer algo por Los Cerralbos y lleva ya 7 años como regidor.

Sufre, incluso dentro de su familia, la delincuencia que ronda la comarca. Los robos de cable le han ocasionado a las arcas municipales 15.000 euros de perjuicio. Pero lo más grave es que también han sustraído las cámaras de seguridad instaladas en varios puntos. Para reponerlas, tendrá que gastarse otros 11.000 euros.

«Antes las puertas de las casas estaban abiertas, ahora se ponen rejas», lamenta el alcalde de un pueblo que aún conserva escuela -ahora en obras-, centro cultural, un buen ayuntamiento -también en obras-, tres bares y murales que adornan sus fachadas.

En alguno de estos bares también han entrado o intentado entrar los delincuentes. El pasado 26 de diciembre, un grupo de ladrones logró acceder a uno de ellos por el baño y se llevaron la recaudación de las máquinas tragaperras. Lo cuenta a EFE una trabajadora que afirma sentir miedo cuando se queda sola por las noches. Y eso que está «curada de espanto» porque viene de un país tan peligroso como Brasil.

Hasta el goteo de la ducha desquicia al propietario de otro de los bares de este pueblo, donde los ladrones intentaron entrar mientras él y su pareja les observaban desde el balcón. «Eran unos mierdas, no eran capaces ni de romper la puerta», explican, más hartos que temerosos.

Porque en los pueblos hay diversidad de opiniones. Mientras unos atribuyen este aumento de los delitos a bandas organizadas de fuera de la zona, otros señalan a los okupas que se han asentado en algunos de estos municipios.

Los robos que pueden truncar un sueño

La localidad de Domingo Pérez tiene 395 habitantes, según el INE. Es el reflejo de la tranquilidad de un pueblo en el que un matrimonio, como el formado por Inés y Carlos (nombres ficticios) quiere pasar la mayor parte del año cuando se jubilen. Por eso, y sin ser ninguno de los dos de allí, se compraron una casa.

Hoy, ante la oleada de robos -se perpetra uno cada tres días-, están reconsiderando ese proyecto de futuro.

Lo primero que encuentra el visitante son los restos de un contenedor quemado. Las opiniones sobre la causa del incendio dicen mucho de cómo se está viviendo en el pueblo la inseguridad, porque mientras unos lo creen intencionado, el propio alcalde lo atribuye a un hecho totalmente accidental.

Pero lo que no fue accidental es el alunizaje contra el taller-concesionario de coches de la localidad, que se suma a los continuos robos en las casas -incluso con sus moradores dentro-, en los bares…

Ante esta situación, el consistorio se ha planteado no solo las cámaras de vigilancia, sino también contratar un par de vigilantes nocturnos, pero esto podría hacer tambalear a las arcas del municipio.

Lo que sí están haciendo los vecinos es una recogida de firmas a un documento en el que aseguran ser «testigos de un preocupante aumento de los robos que afectan a hogares, negocios y la paz de nuestra comunidad».

Los alcaldes: «Tenemos derecho a que no se olviden de nosotros»

Torrijos es la capital de la comarca. En 20 años su población ha crecido un 31 %, lo que, en palabras de su alcalde, Andrés Martín, ha provocado un incremento de la delincuencia, que a su juicio se está desplazando desde Madrid a la comarca toledana de La Sagra y de ésta a la de Torrijos.

«Somos pueblos que no estábamos acostumbrados a ese nivel de delincuencia, pero hoy día es una realidad, y si nos tapamos los ojos y no lo queremos ver, tenemos un doble problema: el de la delincuencia y el de que somos unos incompetentes como administración pública», lamenta en conversación con EFE.

Según el regidor, se trata de grupos delictivos que trabajan a temporadas.  «Hay unas semanas que son los coches, otras que son tirones de los cordones de oro de las señoras que salen de misa. (…) Vienen, trabajan unos días y en una semana se hacen Torrijos, Los Cerralbos, Santa Olalla… Lo tienen programado, hacen diferentes municipios y se van», explica.

«Si estamos luchando por que no haya despoblación en el mundo rural y por que haya servicios dignos, lo primero pasa por garantizar la seguridad», enfatiza.

Fruto de su preocupación, compartida por otros alcaldes de la zona, Martín encabezó una delegación de regidores del PP de la comarca para reclamar soluciones a la Delegación del Gobierno, que según ellos todavía no ha dado respuesta.

Como «tensa» describe la situación la alcaldesa de La Puebla de Montalbán, Soledad de Frutos, quien considera que los delitos se han duplicado y son cada vez más violentos. La población tiene miedo y acude a los alcaldes en busca de respuestas que no les pueden proporcionar, apostilla.

La coyuntura no es mejor en Los Cerralbos, donde los robos son «continuos», según señala su alcalde, ni en Domingo Pérez, localidad en la que los ladrones «ya no tienen miedo» a cometer delitos por la falta de vigilancia en la zona, tal y como describe su regidor, Marcelino Esteban, que relata alunizajes, butrones y entradas en casas incluso con los inquilinos dentro.

Lo que opina el Gobierno

Sin embargo, no todos comparten el mismo diagnóstico. Para el subdelegado del Gobierno en Toledo, Carlos Ángel Nevia, hay una suerte de alarma social producida por la sucesión de «hechos delictivos en un corto periodo de tiempo», que crea una «sensación de inseguridad» a pesar de que la tasa de delincuencia en la provincia «está por debajo de la media de España».

Aunque reconoce que «hay que poner más efectivos» de la Guardia Civil, el subdelegado apunta a EFE que Toledo es una de las provincias españolas con la plantilla de efectivos más completa, cercana al 95 %.

Incide en que «muchas veces no se presentan denuncias» de los robos y los alcaldes «no siguen las medidas que la propia Guardia Civil recomienda».

Subraya, al mismo tiempo, que Toledo sufre las consecuencias de su ubicación cercana a Madrid, una ciudad con una alta presión policial, muchos habitantes y buena comunicación vía carretera hacia la provincia, por donde «es muy fácil acceder», lo que podría explicar que los grupos criminales pongan el ojo en comarcas como la de Torrijos.

¿Y qué dicen los guardias civiles?

No hay un puesto principal en la zona, como dicen los alcaldes, pero los agentes que la patrullan hacen «lo posible y lo imposible» por atajar ese repunte de la violencia. De hecho, ya se han llevado a cabo varias operaciones contra algún grupo organizado.

Pero que un puesto como el de La Puebla de Montalbán, que solo está abierto de lunes a viernes de 9.00 a 14.00 horas, o el de Cebolla, disponible dos días a la semana y con horario restringido, no facilita las denuncias, según comentan los vecinos.

Pese a la demanda de los ayuntamientos de más efectivos, la comarca es una de las mejor nutridas de la provincia.

No obstante, ocurre igual que en otros lugares, como recalcan asociaciones del cuerpo consultadas por EFE. Así, Daniel Timón, portavoz de la AUGC en Toledo, recuerda que agentes de Seguridad Ciudadana son «detraídos» de esta unidad para integrarse en las de VioGén o los equipo Roca, de tal manera que las patrullas quedan mermadas.

Timón no está en contra de esas nuevas unidades, pero opina que debe ser cubiertas con nuevos agentes y no con los que ya integran el puesto. «Por tanto, la pregunta es cuántos patrulleros realmente están patrullando?», añade antes de responderse que podría haber un 15 % menos de patrullas por estar destinadas a la investigación.

Desde Independientes de la Guardia Civil (IGC), su representante Noé Pulido también cree que la plantilla está más o menos cubierta y reconoce que han aumentado los robos, pero subraya que los agentes están investigando y tienen «indicios» sobre la autoría.

En cualquier caso, opina que tanto los medios personales como materiales del cuerpo deben incrementarse.

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