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Una investigación pionera en España y Europa 26/11/2012junio 13th, 2017

Un grupo de científicos ha detectado niveles de residuos de fármacos, especialmente del «diclofenaco» (un antiinflamatorio conocido con el nombre comercial de Voltarén) en varias especies de peces de los ríos Júcar, Ebro, Llobregat y Guadalquivir. Se trata del primer estudio exhaustivo de campo en peces en España, y pionero en Europa, ya que hasta ahora los trabajos se habían realizado solo en laboratorios. Así lo ha explicado Damià Barceló, coordinador del proyecto Scarce, que evalúa y predice los efectos del cambio global en la cantidad y la calidad del agua en ríos ibéricos.

Los resultados del informe se han presentado en la tercera Conferencia Internacional Scarse, que reúne hoy 26 y mañana 27 en el Colegio Mayor Rector Peset de Valencia a más de 120 científicos de todo el mundo.


El trabajo, coordinado por Belinda Huerta, ha analizado la presencia de una veintena de fármacos de diversos grupos terapéuticos (antiinflamatorios, antidepresivos, y betabloqueantes, entre otros), y algunos de sus metabolitos en peces como el barbo, la carpa y el siluro de los ríos Ebro, Llobregat, Guadalquivir y Júcar.

Según el estudio, se detectaron en los tejidos de los peces nueve de los 20 medicamentos estudiados, con una frecuencia que osciló entre el 5 y el 20 por 100 de las muestras analizadas.

Barceló ha destacado la presencia del «diclofenaco» (más conocido como Voltarén, y que se vende en farmacias sin receta médica) en todas las cuencas analizadas y en peces de diferentes especies, principalmente en carpas, barbos y anguilas.

Precisamente, ha advertido, la Unión Europea está evaluando incluir este fármaco como «nuevo candidato» a formar parte de la lista de contaminantes prioritarios que controlar en las aguas.

LAS CANTIDADES NO SUPONEN UN PELIGRO PARA EL SER HUMANO

Las cantidades de estos productos, según ha explicado Barceló, «no son significativas» para el ser humano, por lo que no suponen un peligro, pero sí que influyen en el ecosistema, ya que puede afectar al movimiento y reproducción de estas especies, y con ello a la «biodiversidad» de los ríos.

El estudio evidencia también que las depuradoras de aguas residuales «no son totalmente eficientes» en la eliminación de algunos fármacos, como el «diclofenaco» o la «carbamazepina», presentes no sólo en las aguas superficiales receptoras de los efluentes, sino también en los tejidos de los peces.

En la conferencia se presenta también una investigación sobre la presencia y eficacia en la eliminación de plaguicidas en las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) de los cuatro ríos españoles.

Dicho informe advierte de la presencia en estas aguas de cantidades significativas de hasta 31 de los plaguicidas estudiados, principalmente organofosforados, azoles, ureas, triazinas y neonicotinoides.

En general, añade, la eficacia de las EDAR en la remoción de los plaguicidas analizados en el estudio no alcanza el 80 por 100 (sólo en la cuenca del Guadalquivir se observaron eficiencias más altas para diazinón, dimetoato y propazina).

Para reducir estos niveles de contaminación, los investigadores, según Barceló, recomiendan la mejora de los sistemas de depuración de las aguas residuales, y «buenas prácticas» como reducir las dosis de fármacos y de insecticidas.

El proyecto Scarse es un programa de investigación multidisciplinar, iniciado en 2009 y con cinco años de duración, en el marco del programa Consolider-Ingenio del Ministerio de Economía y Competitividad, con un presupuesto de 4,5 millones de euros.

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