El pasado 11 de marzo, a las 20.20 horas, la Policía Local recibía una llamada denunciando que un perro, considerado potencialmente peligroso, había mordido a otro de la raza Yorshire que le causó la muerte.
Al parecer, el perro que morió al otro y le causó la muerte se encontraba suelto y sin bozal, tal y como informa la Oficina de Atención al Ciudadano de la Policía Local (OAC) en nota de prensa. A ello se suma que su dueña se había marchado del lugar «sin interesarse por los hechos acontecidos».
A raíz de la información que los agentes recibieron, comenzaron a investigar en el Sistema de Identificación Individual de Castilla-La Mancha (Siacam), introduciendo como valores de búsqueda las características del animal, obteniendo datos sobre varios perros con similares características, procediendo a localizar e inspeccionar a cada animal, así como a sus propietarios, consiguiendo con datos inequívocos, la identificación del titular y dueña del perro agresor.
El perro lesionado fue trasladado al centro veterinario para ser atendido de las lesiones sufridas, siendo las mismas de tal gravedad que le causaron la muerte.