Un testigo del crimen de Alborea, que se juzga en la Audiencia de Albacete contra G.R., denunció el pasado mes de marzo ante la Guardia Civil un intento de soborno para cambiar su declaración a cambio de recibir 1.500 euros.
Así lo ha asegurado la abogada de la familia de la víctima, Dolores Perona, personada en el proceso como acusación particular, y ha pedido que se admita como prueba una grabación de la llamada de teléfono de este hombre, J.G., al hijo del fallecido, en la que le hablaría del intento de soborno, así como un mensaje de texto donde también cuenta la existencia de esas presiones.
El tribunal ha admitido la prueba, toda vez que J.G., también de nacionalidad rumana, y que iba con la víctima cuando comenzó la pelea que derivó en la puñalada mortal, está «en paradero desconocido», y no ha acudido a declarar.
La sala ha dado lectura a la declaración del testigo en el juzgado de Casas Ibáñez tras ocurrir el homicidio, donde el testigo dijo que el acusado agredió a la víctima, P.I.N., dándole un puñetazo en la calle, que el después fallecido sacó su navaja «para asustarlo y ver si se iba», pero que el agresor sacó un hierro del maletero, P.I.N. huyó hacia un patio al que se accede por un callejón, y G.R. «le siguió».
Este testigo contó que, tras la agresión, P.I.N. le dijo «me ha pinchado, me voy a morir, llama a la policía».
Esta tarde han declarado en el juicio los cinco agentes de la Guardia Civil que instruyeron las diligencias de la muerte violenta, y han relatado cómo el reguero de sangre encontrado demostró que P.I.N. anduvo durante unos momentos tras recibir la puñalada, fue a una puerta a buscar auxilio, e intentó salir a la calle pero cayó muerto antes de llegar.