Es la nueva España, la que pide pactos cuando en realidad los diálogos sobre política ya apenas existen porque lo normal son las broncas. En el Parlamento, en la calle, en el bar, en las casas… Es la vuelta a la España cainita, en la que si dices que te gusta la izquierda te convierte en rojo peligroso y si es al revés, que te decantas por la derecha pues que ya eres un facha y olé…