Trepando sin arneses ni cuerdas a más de 90 metros en la Catedral de Toledo hace 60 años, ¡qué bárbaro!
¿Quién dijo riesgo? Los atrevidos trabajadores que repararon la veleta de la catedral toledana se mueven por la cima de la torre con unas condiciones de seguridad con las que ahora nos echaríamos las manos a la cabeza y con una destreza que asombra