Casi 400 personas embobadas, anonadadas, que no daban crédito a lo que habían escuchado… Mientras, la sonrisa de Juan Ramón Amores seguía pululando por el amplio salón. Sí, se "reía"de la ELA. Se "ríe" de ella. Media hora después de finalizar, los invitados seguían haciendo cola para hacerse una foto con él. Nunca había visto cosa igual